Cómo conciliar intereses teóricamente opuestos y conseguir el objetivo de formar gobierno. La arquitectura del pacto marcó anteanoche el debate electoral organizado por la histórica revista Perlas y Cuevas con ocho de los nueve candidatos a la alcaldía de Manacor. El teatro municipal se llenó para conocer lo que cada uno de ellos pudo ofrecer en las dos horas y media que duró la contienda.

Estructurado en bloques, el encuentro arrancó con buenas intenciones por parte de la líder socialista Amanda Fernández, quien propugnó "un punto y aparte" en la forma de gestionar "oscura y de espaldas al pueblo que viene acometiendo este equipo de gobierno", en referencia a la unión formada primero por el PP y los porteños de AIPC a principios de legislatura y que después, expulsión del equipo del alcalde Pastor mediante, mutó en PI+AIPC. "Prometo ser la alcaldesa de calle, de diálogo", continuó antes de pronosticar una mayor limpieza y delegados y presupuestos propios para cada núcleo de población del municipio.

Juan Gayà, de UPyD, abogó por un aumento "de hasta el 40% en Servicios Sociales, discurso que ahondó en supuestas distinciones: "Para que los mallorquines tengan las mismas ayudas que la gente venida de fuera. No puede ser que el que ayude sea más pobre que el ayudado".

Quien se mostró seguro y quiso avalarse en su gestión dentro del equipo de gobierno fue el candidato de AIPC, Joan Gomila, que después de recordar que igual que la fundación del partido "hace seis legislaturas" se debió "a un abandono de Manacor", lanzó un mensaje paralelo, postulándose como alcalde de todo el municipio, pero ahora "en defensa del abandono de Palma", y aspirando, por tanto, a aumentar su representación local de dos a tres ediles con la ayuda de Silloters y Simpatizantes.

Por su parte el músico y periodista Carles Grimalt (Volem) no dudó en prometer una bajada de los sueldos de alcalde y concejales, y una "remunicipalización de servicios, como por ejemplo la Agencia Tributaria", además de dar prevalencia a la recepción de Calas de Mallorca o a la "dinamización de la ORA". Haciendo gala de su defensa de la profesión, dijo que creará, por fin, "un lugar digno para la música en directo".

Xavier Morell, en nombre de la plataforma ciudadana Guanyem, basó su parlamento sobre el cariz social, proponiendo una ciudad "libre de desahucios, donde nadie pueda quedarse en la calle, sin agua o sin luz, mediante la creación de una bolsa de vivienda municipal en caso de necesidad". Con la creación de una concejalía de Igualdad, un centro de salud abierto las 24 horas y el establecimiento de un juzgado de violencia de género, como otros ejes.

La rueda de propuestas, distribuida por el director de Perlas y Cuevas y moderador del acto, Antoni Ferrer, continuó con el candidato de Més-Esquerra, Miquel Oliver: "Tal y como dice nuestro lema de campaña, el poble comanda. Los presupuestos serán participativos, con toma de decisiones y asambleas abiertas a la ciudadanía. El Ayuntamiento debe tener las paredes de cristal".

Para la actual regidora de Urbanismo y aspirante del Proposta per les Illes, Catalina Riera, el futuro debe pasar "por posicionar a Manacor como verdadera capital de comarca, haciéndola más activa y transparente, humana y próxima", impulsando una "Policía de proximidad" y un nuevo modelo de movilidad con más protagonismo para viandantes y bicicletas, además de un novedoso sistema de "voluntariado en acción".

Finalmente Pedro Rosselló, por el Partido Popular, defendió la transparencia como base de gobierno y el contacto con las asociaciones y colectivos como base de actuaciones, valorando la pequeña y mediana empresa.

Dudas, números y pactos

Los seis partidos que hasta ahora no formaban parte del equipo de gobierno, propusieron una auditoría de las cuentas como primera medida a poner en marcha, en caso de que los pactos sean favorables. Descartada una mayoría absoluta, lo que hará falta ver es con quien podrá pactar el PP, para así tratar de evitar la conjunción de la izquierda con AIPC y PI, socios hasta ahora y en buena sintonía negociadora. El PP abrió ayer todas las puertas de diálogo, aunque el PSOE no dudara en cerrar rápidamente la suya.