­El líder debutante del PSOE de Inca, Virgilio Moreno, fue ayer el vencedor en los comicios electorales locales. No ha necesitado incrementar demasiado su representación pues sólo ha logrado un concejal con casi 800 votos más. Ha pasado de seis a siete, lo que ocurre es que el PP se ha pegado el batacazo más monumental desde hace décadas. Ayer perdió cinco concejales y pasó de tener mayoría absoluta a ser la segunda fuerza consistorial.

Los 20 años de gobierno ininterrumpidos del PP han pasado factura en forma de desgaste electoral, acosado además por secesiones como la del PI.

Rafel Torres ha tenido una legislatura muy difícil. Ha perdido la confianza y la amistad de su padre político, Pere Rotger, tras un asunto judicial en el que el segundo ha sido imputado y responsabiliza de ello a Torres. Ha tenido sonoros fracasos como el intento fallido de privatizar el agua potable; la reforma del Teatre Principal y la construcción de la Ronda Nord. Esas habían sido sus banderas electorales y ninguna de ellas llegó a puerto.

Virgilio Moreno es el vencedor de las elecciones locales pero no tiene segura la silla. El PSOE necesitará del apoyo de Mes y de Indi o Pi. Sin embargo, Gori Ferrà, el concejal electo de Pi, anunció hace dos días que no pactará con el PP ni con el PSOE. En ese caso Moreno debería encaminar sus esfuerzos a conseguir un acuerdo con Més y con Indi. Eso le otorgaría una mayoría amplísima.

Pacto con el PP

Existe también la posibilidad de un pacto entre el PP, Indi y Pi. Sin embargo, la negativa de Ferrà hace que, salvo un cambio de opinión de los regionalistas, sea una opción muy poco probable.

Rafel Torres no imaginaba ni en sus peores pesadillas un resultado similar. Días antes de los comicios se manifestaba confiado ante el resultado de las encuestas que manejaba. Sin embargo, los votantes emitieron su juicio inapelable y tuvieron en cuenta los fracasos cosechados.

La jornada electoral de ayer en Inca no fue sencilla habida cuenta del crecimiento del censo electoral. Esta circunstancia ha obligado a redistribuir a los votantes en los diferentes colegios electorales. Esta nueva situación provocó muchas confusiones y el consiguiente enfado de muchos de los electores que acudieron, confiados, a su colegio electoral habitual. Diferentes interventores y apoderados de varias formaciones confirmaron que muchos de ellos había renunciado a votar rompiendo las papeletas ante "el fastidio" de tener que desplazarse a otro colegio.

Donde hubo más problemas fue en los IES Berenguer d´Anoia y Pau Casesnoves, que se habían intercambiado muchos electores, lo que generó largas colas de confusos votantes buscándose en el censo.

No se registraron, sin embargo, graves incidentes y al final del día todas las mesas y colegios electorales cerraron con normalidad democrática.