Cien días de Jaime Martínez como alcalde de Palma: Pulso al incivismo y ausencia de propuestas transformadoras

El Ayuntamiento completa un inicio de mandato marcado por un discurso de mano dura contra el vandalismo, un impulso a la limpieza, un déficit de anuncios novedosos y el pacto con Vox

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

«Tiendo mi mano a los grupos de la oposición para que seamos capaces de mantener la acción en este mandato. Ayudadme en esta misión y estaremos ayudando a los ciudadanos de Palma». Mañana se cumplirán cien días desde que Jaime Martínez pronunció estas palabras durante su discurso de investidura como alcalde de la ciudad. Quería gobernar en solitario pese a que él y sus diez regidores estaban en minoría, pero su ruego no tuvo respuesta.

Durante semanas alimentó el espejismo de que sacaría adelante la legislatura sin el concurso de Vox, pero la realidad se ha impuesto y el 7 de septiembre firmó un acuerdo de gobernabilidad con Fulgencio Coll que le atará a la ultraderecha el resto de la legislatura. El alcalde ha consumido los cien primeros días de su mandato, un periodo en el que sus regidores han dado continuidad a los proyectos heredados del Ayuntamiento que lideraba José Hila y en el que han escaseado los anuncios novedosos.

Estos tres meses largos el nuevo equipo de gobierno municipal ha puesto el acento en la limpieza y en la lucha contra el vandalismo, el terreno en el que se siente más cómodo. Se presagia una legislatura de mano dura contra los autores de grafitis, la venta ambulante y los incívicos a bordo de patinetes. En cambio, poco o nada se sabe de la «revolución fiscal» que Martínez prometió durante la campaña electoral, no se ha materializado ninguna propuesta en materia de vivienda en un contexto de emergencia habitacional y no se ha llevado a cabo la expropiación de Son Busquets pese a que garantizó que lo haría estos primeros cien días de mandato en caso de no encontrar documentos que demostraran la cesión de los terrenos del antiguo cuartel a la ciudad.

Sin tiempo todavía para proponer un modelo alternativo para Palma, por ahora el nuevo Ayuntamiento se maneja mejor criticando la gestión de sus predecesores y reclamando al Gobierno central decenas de millones de euros comprometidos para diferentes proyectos de la ciudad que impulsó el Ayuntamiento de izquierdas.

Martínez se apoyará en la ultraderecha pese a comprometerse a gobernar en solitario

Las matemáticas forzaron a Martínez a renunciar a su promesa de que no pactaría con Vox. Se aferró al clavo ardiendo del gobierno en solitario incluso después de que el partido de Fulgencio Coll uniera sus votos a la izquierda para tumbar el pleno que debía aprobar la organización y las retribuciones del nuevo Ayuntamiento.

Sin embargo, a la vuelta de las vacaciones el alcalde anunció un pacto con Vox: la ultraderecha no entrará —de momento— en el equipo de gobierno municipal con cargos o responsabilidades ejecutivas, pero Martínez ha unido su destino a un acuerdo programático de 95 puntos que incluye aspectos muy controvertidos como el avance del castellano en detrimento del catalán en la administración municipal y la amenaza a la independencia de la Oficina de la Defensora de la Ciudadanía.

Mano dura contra la suciedad y el vandalismo, terreno fértil para el nuevo Ayuntamiento

Ha habido un especial interés por movilizar operarios y vehículos de Emaya para limpiar y eliminar pintadas vandálicas. Y un novedoso plan de actuación barrio a barrio para que Palma deje de ser una de las ciudades más sucias del Estado. La limpieza y un mensaje de mano dura contra los grafitis que dominan la ciudad, con especial incidencia en el Casc Antic, capitalizan por ahora la mayor parte de los esfuerzos del nuevo equipo de gobierno.

El presidente de Emaya y regidor de Medio Ambiente, Llorenç Bauzá, suma apariciones públicas en acciones de limpieza ampliamente publicitadas, una intensa actividad que contrasta con la de otras áreas que apenas han arrancado.

Más coches en el centro y el condicionante de un PMUS heredado

El área de Movilidad (sin el apellido ‘Sostenible’ que tenía en el anterior mandato) que dirige Toni Deudero se ha estrenado con críticas de usuarios y de la oposición por los «recortes» de frecuencias en los autobuses de la EMT al tiempo que persisten las dudas sobre si se mantendrá la gratuidad a partir de 2024.

El nuevo Consistorio escudriña el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que heredó del anterior equipo municipal, un plan para reducir la presencia del vehículo particular en una ciudad colapsada por los coches, para determinar qué puntos puede modificar y a cuáles está encadenado.

Por ahora no ha trascendido ninguna medida de calado en materia de movilidad en la ciudad, aunque no se atisban muchas trabas al coche. Al contrario: Cort se plantea reabrir al tráfico la calle Unió a petición de los comerciantes y ha pedido más tiempo para implantar la Zona de Bajas Emisiones en el centro de Palma. Habrá una ampliación de la ORA, pero previsiblemente tendrá menor alcance que la planificada por el anterior Ayuntamiento. La opción del tranvía parece descartada y el carril bici de plaza España no tiene por ahora recorrido alternativo.

Continuidad en los proyectos iniciados por el anterior equipo de gobierno municipal

La reforma de la plaza España y del Paseo Marítimo, y el desdoblamiento del Camí dels Reis son los proyectos ahora en ejecución de mayor calado para la transformación de la ciudad. Fueron iniciados por el Ayuntamiento progresista y serán inaugurados por el actual, al igual que las nuevas piscinas de s’Aigo Dolça o la reforma del Baluard del Príncep, que tendrá que volver a licitarse por la quiebra de la constructora que hacía los trabajos.

Cien días después, el nuevo Ayuntamiento no ha realizado anuncios novedosos sobre proyectos transformadores para la ciudad. Con la excepción del plan para reformar la plaza Major, que este mandato puede sufrir una importante renovación y acoger el centro de interpretación de la ciudad en el espacio que hoy ocupan las desiertas galerías comerciales.

A la espera de conocer nuevas iniciativas, el Consistorio tratará de persuadir a la Autoritat Portuària para que construya un aparcamiento subterráneo en el Paseo Marítimo aprovechando la actual reforma, y ha anunciado un retraso en las obras de la plaza España por una «mala planificación» del anterior equipo de gobierno municipal.

Encallados en el Plan General, en Son Busquets y a la espera de noticias sobre vivienda

El departamento de Urbanismo que dirige Óscar Fidalgo ha dedicado buena parte de sus esfuerzos estos primeros cien días en lanzar un plan de choque para agilizar la concesión de licencias de obra y en desentrañar el Plan General cuya aprobación definitiva sigue pendiente.

Pero ha encallado en Son Busquets. Martínez y el propio Fidalgo garantizaron que expropiarían los terrenos del antiguo cuartel durante estos primeros cien primeros días si no encontraban una prueba documental que demostrara la cesión del solar a la ciudad. Sin embargo, el plazo ha concluido sin que se haya ejecutado.

La oposición mantiene que los terrenos son del SEPES y que en ningún momento se contemplaba una cesión que le costaría más de 300 millones de euros al Ayuntamiento.

Es uno de los pocos solares de los que dispondrá la ciudad para construir vivienda protegida. Fidalgo expresó su preferencia por levantar pisos de precio tasado para «evitar un gueto», pero el proyecto parece tan bloqueado como durante la pasada legislatura. Y es por ahora la única referencia en materia de vivienda que ha habido por parte del nuevo equipo de gobierno municipal. Queda pendiente conocer cómo transformará el Patronat Municipal de l’Habitatge en una oficina que asesorará sobre alquileres y okupaciones.

El reto de conciliar restauración y descanso vecinal en barrios con muchos decibelios

Una de las novedades del organigrama que presentó Martínez incluyó un área dedicada a restauración, en manos de Javier Bonet. El primer teniente del alcalde tendrá la misión de conciliar los intereses de los restauradores y de los vecinos de Santa Catalina, Es Jonquet, Canamunt, sa Llotja y Paseo Marítimo, los barrios de Palma con los decibelios más altos como consecuencia de la expansión de las terrazas y una oferta de ocio nocturno que los residentes consideran desmesurada.

Hace un mes tomaron la iniciativa de medir con sensores los decibelios en sus barrios para monitorizar la contaminación acústica que sufren. Bonet puso en guardia a los vecinos al cuestionar los resultados obtenidos y afirmar que «el 99% de los locales de Santa Catalina cumplen a rajatabla». Pese a todo, esperan que el nuevo Ayuntamiento solucione un problema para el que el anterior Consistorio no encontró soluciones satisfactorias.

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