Guerra al ruido en Palma: los barrios se movilizan para recuperar la tranquilidad

La Associació Barri Cívic de Santa Catalina y es Jonquet ha publicado en redes esta semana vídeos para concienciar sobre el problema del ruido

Los vecinos del Paseo Marítimo, preocupados por el actual "descontrol de la terrazas" tras quince meses de obras: "Con la fiesta de la semana pasada se alcanzaron los cien decibelios"

MARAYA MESEGUER Y ESPERANÇA LLITERES, VECINAS AFECTADAS POR LOS RUIDOS EN SANTA CATALINA.

MARAYA MESEGUER Y ESPERANÇA LLITERES, VECINAS AFECTADAS POR LOS RUIDOS EN SANTA CATALINA. / Manu Mielniezuk

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

Para la presidenta de la Associació Barri Cívic de Santa Catalina y es Jonquet, Esperança Lliteres, las declaraciones responsables para abrir un negocio representan un problema, «porque después no acaba de haber un control sobre las condiciones de la licencia». «Tampoco entendemos por qué algunos locales del barrio han acabado siendo bares cuando la normativa dice que sólo puede haber un máximo de tres en un radio de 50 metros», dice. «Además, aún hay casos de bares musicales que tienen un piso inmediatamente encima [como el de Luisa del Valle] que no es del titular del local, lo que está prohibido». Por otra parte, considera que los vecinos deberían tener algún tipo de poder decisorio sobre el tipo de negocio que se abre en sus bajos”, propone. Lliteres explica que hay algunas comunidades de vecinos que en los estatutos ya han establecido que no permiten bares en sus locales. “Pensamos que es algo que debería fomentarse y animamos a la gente que lo mire antes de comprarse un piso en un edificio”, señala.

Campaña con vídeos de testimonios

 Durante toda esta semana, la Associació Barri Cívic ha publicado vídeos en sus redes sociales sobre la problemática de los decibelios con motivo del Día Internacional contra el Ruido. “Reconocemos que hemos notado un esfuerzo por que haya mayor presencia policial en las calles de Santa Catalina, pero no estamos viendo aún los resultados que desearíamos. Estamos también asesorándonos con un abogado para ver cómo proceder y haremos lo que nos diga. De momento, no hay nada hablado sobre si tomaremos medidas legales. En la calle Aníbal, por ejemplo, la cosa va bien: está enfocada a desayunos y comidas, pero en Sant Magí, la plaza del Vapor, la esquina de Cotoner y Dameto, y Fàbrica hay problemas de convivencia y de civismo que no se han corregido y muchos incumplimientos de ordenanzas municipales”, indica. “Consideramos que la actuación del Ayuntamiento debería ser más inmediata además. Al hacer una medición y ver que el bar sobrepasa los decibelios, el cierre debería ser inmediato”, apunta. Asimismo, señala la inutilidad del policía de barrio en este tipo de problemas con el ruido.

Los vecinos de Santa Catalina y es Jonquet también tienen sonómetros instalados en distintas zonas del barrio. “Los valores indican que los decibelios están muy por encima de lo recomendado”, alerta Lliteres. “El pasado fin de semana se alcanzaron casi 95 en una de las calles más conflictivas del barrio a las 4 de la madrugada”, advierte.

Clientes en las terrazas del Marítimo, ayer por la tarde. | GUILLEM BOSCH

Clientes en las terrazas del Marítimo, ayer por la tarde. | GUILLEM BOSCH / redacción. palma

Temor por las terrazas en el Paseo Marítimo

Los vecinos del Paseo Marítimo tienen un sentimiento encontrado con la reforma de todo el bulevar bañado por la bahía de Palma. Las aceras más anchas invitan a una sobreocupación de la vía pública por parte de bares y restaurantes. “Es lo que estamos viendo ahora mismo. La Autoritat Portuària estableció unos límites, pero ahora mismo no están marcados sobre el terreno”, cuenta el presidente de la entidad Antonio Ruiz. “Hay un verdadero descontrol con las terrazas que esperemos que desaparezca cuando se instalen los paravientos, en septiembre u octubre, que es cuando quedarán establecidos los lindares”, indica. “Ahora hay una especie de barra libre. Además, cuando recogen las terrazas, dejan las sillas y mesas amontonadas en la calle, no las guardan en el local, algo que no pueden hacer”, agrega.

La semana pasada, siete bares de la zona celebraron la vuelta del ocio nocturno y las terrazas tras quince meses de obras. “Hubo más ruido que nunca, tenemos sonómetros puestos y las mediciones llegaron a alcanzar los 100 decibelios”, informa. La asociación está trabajando en la elaboración de un informe a partir del ruido captado por los aparatos que tienen instalados. “Además de hacerlo público, lo enviaremos al Ayuntamiento”, asegura.

Abone: "Deberían perseguirse las aglomeraciones fuera del local"

Para el presidente de la Asociación Balear de Ocio Nocturno y Entretenimiento, Abone, “el del ruido es un problema de difícil solución”. “Los locales de ocio nocturno estamos sometidos a una normas estrictas para que los ruidos no salgan del local. La mayoría de locales como tal no generamos molestias, sino que suelen ser los clientes cuando salen a la calle, interactúan, etc. Son problemas más de orden público que de los locales en sí”, asegura Miguel Pérez-Marsá. “Otra cuestión es que existan locales ilegales o alegales o fiestas sin permiso, como es el caso de aquellas que se celebran en fincas en suelo rústico. Sabemos que hay muchas. Esto es algo que daña la imagen de nuestro sector”, indica. "Pensamos también que las autoridades deberían perseguir con más patrullas todas esas aglomeraciones de gente que al salir de los locales molestan en las zonas residenciales".

En cuanto a la propuesta de que los locales de ocio nocturno se trasladen a los polígonos, no es partidario. “Eso degrada el ocio en sí mismo. Además la gente acaba moviéndose donde quiere, donde se siente cómoda y los más jóvenes cada vez eligen zonas a las que pueden dirigirse sin coche. Además, una ciudad también debe tener vida de noche. De todos modos, se está viendo que el ocio que más está creciendo es el de las zonas turísticas en contraposición al de las zonas residenciales, donde es muy criticado", concluye.

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Manu Mielniezuk / B. Ramon

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