Vox cierra filas ante la guardia pretoriana de Marga Prohens

Los diputados acatan entre dudas la decisión de no apoyar los presupuestos sin acuerdo previo para la libre elección de lengua pese a los intentos de persuasión del núcleo duro de la presidenta del Govern

Parlament, 9:00 de la mañana. El pleno está a punto de arrancar con las habituales preguntas de control al Govern, pero en la Cámara Balear se respira un ambiente de nerviosismo y tensión, especialmente en la bancada ocupada por Vox. Los móviles no pararon de vibrar en toda la mañana mientras los diputados entraban y salían del hemiciclo, conscientes de que el órdago lanzado al Partido Popular podía marcar un antes y un despúes para la estabilidad del Govern de Marga Prohens.

La postura de Vox era muy clara: o el PP apoya la libre elección de lengua con el texto inicial o no habrá techo de gasto para los presupuestos. La consigna marcada por la dirección nacional de Vox, que tutelaba en todo momento las decisiones, generó ciertas dudas y división interna entre algunos de los diputados autonómicos que cuestionaban la estrategia de Madrid.

El núcleo duro de la presidenta se trasladó hasta el Parlament para ejercer una presión pública a los representantes de Vox. Desde primera hora, los encuentros entre miembros de ambos partidos para intentar alcanzar un acuerdo fueron la tónica habitual en los pasillos del Parlament. A medida que pasaba el tiempo y se acercaba la votación, PP y Vox seguían lejos de entenderse. La tensión era de tal magnitud que las conversaciones se producían incluso dentro de la misma Cámara, con la portavoz adjunta del PP, Marga Durán, acercándose en varias ocasiones al escaño de la dirigente de Vox, Idoia Ribas. 

El momento crítico del día llegó con el debate y la votación de la proposición no de ley de la libre elección de lengua en los colegios. Una propuesta en la que el Partido Popular decidió abstenerse, tumbando así la opción de que la propuesta de Vox saliera adelante. En aquel momento el nerviosismo se apoderó de la sala y se organizaron sendos gabinetes de crisis para analizar la situación. 

La presión de Madrid incluso provocó que el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, anunciara un receso de media hora sin consultar a los portavoces y a pesar de haber pactado que no habría ninguno en toda la jornada. Tras una intensa discusión, los partidos acordaron que habría diez minutos de descanso. En ese preciso momento los miembros de PP y Vox abandonaron rápidamente el hemiciclo para trazar sus estrategias. En el caso de los diputados ultraderechistas, encerrados en el despacho de Le Senne, mantuvieron una tensa reunión con sus líderes de Madrid, que marcaron la posición oficial del partido: si no hay libre elección de lengua, no hay techo de gasto. Minutos después, Vox cerró filas entorno a esta decisión. Por su parte, el PP también se reúne, dejando el hemiciclo prácticamente vacío durante unos minutos.

Finalmente, tras muchas horas de máxima tensión y sin acuerdo factible, Vox decide plantarse y no apoyar a los populares. El rostro de Patricia de las Heras sintetiza el momento de nerviosismo al no poder contener la emoción después de momentos de alta tensión política. Con un rotundo y sonado «no», Ribas deja constancia de forma oficial de la primera gran crisis del Govern, dejando clara la premisa de Vox: antes de apoyar los presupuestos, los ultraderechistas quieren cobrar por adelantado alguna factura.

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