Vox Madrid renegocia el pacto balear

Idoia Ribas y Patricia de las Heras, líderes de Vox Baleares, en el despacho del presidente del Parlament, Gabriel Le Senne

Idoia Ribas y Patricia de las Heras, líderes de Vox Baleares, en el despacho del presidente del Parlament, Gabriel Le Senne / B. Ramon

Matías Vallés

Matías Vallés

Suerte que era un Govern del PP «estable y en solitario», sustituyendo el Frankenstein de izquierdas por un Drácula vampirizando el territorio. Pues no, Marga Prohens celebra los cien días con un guiso en descomposición, el bofetón de Vox Madrid en plenos presupuestos le recuerda que solo dispone de una mayoría claramente insuficiente.

Transparencia total (full disclosure), nunca hubiéramos imaginado que Vox mostrara la contundencia exhibida en la tribuna por Patricia de las Heras, en defensa de sus votos indispensables. Quienes consideramos a la ultraderecha moderada como un actor político más, comparamos con el ridículo cobarde en que incurrieron Més y Podemos durante ocho años, negándose a cambiar la historia de Mallorca. La ultraderecha moderada se ha expresado en el único lenguaje que entienden PP y PSOE, el voto en contra sin complejos.

Los populares indoctos añorarán a Unión Mallorquina. Duele ver a Antoni Costa subyugado ante la elegantísima Prohens, convencida de que puede gobernar Balears desde la portada de La Razón. A lo sumo, en ese grupo le regalarán un Premio Planeta. Su ególatra gira triunfal madrileña ha enfurecido lógicamente a Vox, su inteligencia claramente artificial se limitaba a preguntarse «¿a quién van a votar si no?» Muy sencillo, en contra, como a los presupuestos de Ayuso y de Almeida en Madrid. Ni siquiera leen la prensa.

Dejarse tomar el pelo por un socio minoritario tiene su mérito. Una vez que Vox Madrid renegocia el pacto balear, probablemente con la inclusión de conselleries, Prohens puede refugiarse en su mantra de que «tenemos más diputados que toda la izquierda». Muestra la misma incultura numérica que su viceportavoz Marga Duran cuando afirma, por dos veces, por escrito y en una nota oficial que su partido ha firmado «acuerdos de investidura». Falso, el encabezamiento habla bien a las claras de «Acuerdo conjunto de PP y Vox para el Gobierno de las Islas Baleares». Si no sabe ni eso, qué sabrá. Con lo que ha sido el PP mallorquín, sus últimos eslabones degradados solo sirven para urbanizar indefinidamente la comunidad, algo que puede conseguir hasta un buitre inmobiliario.

Un «Govern en solitario», a pronunciar relamiéndose autosatisfecha ante los focos. En efecto, Prohens se ha quedado a solas por su ignorancia de los números del 28M y de la importancia real de Vox. Génova ya le reprochó con dureza tras las autonómicas el auge de la ultraderecha en su feudo, muy superior al logrado en las generales frente a Feijóo. Su propio partido la consideró siempre claramente incapacitada para presidir Balears, les está dando la razón frente a quienes pensábamos que el PP no tenía dónde elegir.

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