Opinión | Rajkovic, Muriqi y la suerte, por Toni Ruiz

Rajkovic, ayer en el Celta-Mallorca.

Rajkovic, ayer en el Celta-Mallorca. / LFP

Toni Ruiz

Ha tenido que llegar la quinta jornada para que el Mallorca obtenga su primera victoria, y a domicilio, siempre más difícil. Cinco puntos que permiten respirar al equipo, pero que no deben actuar como un espejismo para ocultar que el juego de los de Aguirre sigue estando por debajo de lo que la calidad de su plantilla puede ofrecer.

El triunfo se cimentó en tres argumentos clave. El de la seguridad defensiva, encarnado en su papel estelar por las paradas de Rajkovic; el de la eficacia, en una tarde con escasísimas ocasiones de gol, que tiene como principal protagonista a un Vedat Muriqi, que tras el parón de selecciones ha vuelto a su idilio con el gol, y sobre todo, y no menos importante ayer, el de la suerte, en forma de gol anulado al Celta, porque la pelota impulsada por Bamba no acabó de entrar en el portal mallorquinista, no por centímetros, sino casi milímetros, algo que solo el VAR podía determinar.

Con o sin Raíllo, el equipo sigue sin conceder ocasiones al rival, algo en lo que colabora no solo la defensa, sino el centro del campo trabajador y hasta Muriqi, un islote en solitario en ataque y el primer zaguero.

Donde no halla el Mallorca su mejor versión es en la zona creativa. Sacrificar a Larin, para jugar con un centrocampista más como Morlanes, no sirvió para cocinar mejor fútbol, especialmente porque Darder, que tiene una calidad fuera de toda duda, no acaba de encontrar su encaje. Hay que disfrutar la victoria, que aleja fantasmas de crisis, pero no hay que dormirse en los laureles.

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