Fútbol. Copa del Rey.

El Real Mallorca-Girona, la primera gran noche del nuevo Son Moix

Los casi veinte mil mallorquinistas que se dieron cita en el estadio para el choque de la Copa del Rey disfrutaron con la exhibición de los de Javier Aguirre ante los de Míchel en una primera mitad para el recuerdo

Los jugadores del Mallorca celebran con la afición el pase a las semifinales de la Copa del Rey.

Los jugadores del Mallorca celebran con la afición el pase a las semifinales de la Copa del Rey. / Guillem Bosch

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

El nuevo Son Moix vivió este miércoles su primera noche mágica con el RCD Mallorca-Girona. Buen juego, goles, polémica, tensión y muchos nervios que dejaron un partido para el recuerdo de los casi veinte mil mallorquinistas que se dieron cita en el estadio y a los de Javier Aguirre entre los cuatro mejores equipos de la Copa del Rey junto a la Real Sociedad, el Athletic Club y el Atlético de Madrid o el Sevilla.

Dio igual que el que visitara Son Moix fuera el Girona, líder de Primera División, máximo goleador del campeonato y que solo había perdido un encuentro en toda la temporada. La Copa y el Mallorca tienen una conexión especial y ayer se volvió a demostrar. No hubo tiempo para pensar en la Liga, en la que las urgencias son las que son, y sí para dejarse llevar por un ambiente como el que hacía tiempo que no se vivía en el campo de los bermellones.

Abdón celebra uno de sus goles frente al Girona.

Abdón celebra uno de sus goles frente al Girona. / Guillem Bosch

"Le debíamos a la afición una noche como esta", reconoció Aguirre tras el choque. Y es que todo salió rodado, incluso esa dosis de sufrimiento para amarrar el pase a semifinales que le otorgó al partido la expulsión de Antonio Raíllo cuando aún quedaban más de veinte minutos por jugarse.

Ya el once, con dos delanteros puros como Abdón y Larin, invitaban a pensar que el Mallorca quería ponerles las cosas difíciles a los de Míchel. Y es que el 5-3 de la primera vuelta, en el peor partido de este curso, flotaba en el ambiente y nadie quería repetir la historia. Pero lo que sucedió en la primera parte fue algo que ni el más optimista esperaba.

Un Mallorca muy superior

Aguirre le dio un baño táctico a Míchel y los jugadores interpretaron a la perfección el plan para dejar una de las mejores primeras partes de los últimos tiempos. De principio a fin, el Mallorca fue muy superior al Girona. Acostumbrado el equipo catalán a llevar la iniciativa con el balón, algo que sí ocurrió pero sin crear peligro, no supieron contrarrestar la agresividad, energía y velocidad en las transiciones de los bermellones.

Celebración del gol de Larín en el Mallorca-Girona.

Celebración del gol de Larín en el Mallorca-Girona. / Guillem Bosch

Antonio Sánchez, Abdón, Dani Rodríguez, Greif… Todos cuajaron un papel soberbio para dejar la eliminatoria sentenciada en 45 minutos. La presión alta en la salida de balón ya dejaba claro que el Mallorca no le iba a poner las cosas nada fáciles a su rival. El Girona estaba incómodo, no encontraba la manera de hundir a los rojillos en su campo y tenía la posesión, pero sin ser profundos. Y dejando mucho espacio a la defensa de los centrales, prácticamente a la altura del centro del campo que fue el que aprovecharon los de Aguirre para matar el partido.

Quince minutos, tres goles

Un disparo de Larin en un mano a mano tras una recuperación de Copete fue el preludio de lo que estaba por venir. Corría el minuto 21 cuando Gio detectó la carrera de Dani Rodríguez por la derecha con un gran pase al hueco. El gallego se comió a Aleix García en la carrera, llegando solos Abdón y Larin por el centro, empujando el canadiense el balón y marcando el primero.

Un mano a mano de Savinho resuelto a la perfección por Greif apagó cualquier intento de reacción. Y tan solo ocho minutos después del tanto de Larin apareció Abdón y su zurda de oro. Un envío en largo de Greif le cayó al balear, que intentó jugar con Antonio. La pelota le cayó de nuevo, buscando el demarque al espacio de Dani. La defensa la despejó mal y la pelota se fue alejando hacia la frontal del área.

Y entonces el '9' bermellón soltó un latigazo con la izquierda que se coló con furia en la portería, dejando a sus propios compañeros con las manos en la cabeza por la belleza del tanto. Un gol que desato la euforia en un Son Moix que vibraba con el partido de los suyos y que convirtió el estadio en una caldera.

La fiesta todavía no había acabado. Un disparo de Larin tras un posible fuera de juego en el minuto 35 acabó con la revisión de un penalti por mano de un central del Girona. Munuera Montero acudió al VAR y no hubo dudas con la acción. Abdón, ya máximo goleador en la historia del Mallorca en la Copa, se encargó de transformarlo para colocar el 3-0 en el marcador.

Tras el descanso, Míchel metió mano al equipo, sacando todo lo que tenía en el banquillo como Dovbyk o Couto, y empezó a encerrar a un Mallorca que se sentía muy cómodo defendiendo su ventaja. A pesar del desgaste físico de la primera mitad, los bermellones aguantaron sin problemas las tímidas embestidas de los visitantes. Pero cerca del minuto 70, llegó la jugada que pudo cambiarlo todo. Un agarrón entre Raíllo y Stuani sin balón de por medio acabo con penalti para Girona y expulsión para el central por las protestas.

Con diez tocó sufrir

Gol del delantero uruguayo y al Mallorca le tocaba resistir. Se olvidó de atacar, algo lógico, y se parapetó en su área, dispuesto a sufrir. Los de Míchel lo intentaron de todas las maneras, pero la defensa y Greif se mostraron muy seguros en todo momento. El gol de Savinho en el minuto 96 le metió más tensión al final del encuentro, pero el pitido del colegiado hizo estallar a Son Moix y a los jugadores de alegría. El Mallorca, quince años después, vuelve a estar en unas semifinales de Copa del Rey. Y el nuevo Son Moix ya tiene para su colección su primera gran noche.