Opinión

Las pequeñas grandes cosas

Muriqi, Dani Rodríguez y Van der Heyden aplauden al público tras el partido

Muriqi, Dani Rodríguez y Van der Heyden aplauden al público tras el partido / EFE

Albert Salas

Disfrutamos muy poco de los momentos en un mundo efervescente que vive de lo inmediato mientras transitamos por un camino marketiniano en búsqueda de la felicidad. Obviamos, tal vez, que la meta puede ser el propio trayecto, las pequeñas grandes cosas que nos acompañan en el día a día. Mientras, devoramos el minuto a minuto ansiando que llegue un momento idealizado por nuestra mente que puede que nunca se presente ante nosotros. O peor, si llega puede ser que ya estemos exhaustos y sigamos buscando lo imposible. Todo está en nuestra mente y en nuestras expectativas.

«Me da igual el sorteo de las semis, quiero disfrutar de esto»

Por eso, y tratando de aprender la lección, este miércoles disfruté mucho del momento, de creer en el sueño de jugar una gran final. Jugar otra vez una final. Brutal. Eso es disfrutar del momento. Salté, grité, abracé a todos. También tuve mucho miedo, porque en nuestro ADN sólo hay dos opciones: sufrir o disfrutar sufriendo. No hay más alternativas. 

Me da igual el sorteo de las semis, quiero disfrutar de esto y estoy contento por un grupo honesto, trabajador y con una capacidad de superación increíble. La afición y todo el club merece celebrar los pequeños grandes momentos, ilusionarse con finales y sonreír al levantarse y recordar el partido de anoche. Lo siento, a estas alturas, con mi pasado y con tanto vivido ahí dentro, no esperen equidistancia o hipocresía en esta columna. O, al menos, hoy no.