Fútbol

El Mallorca engulle al Girona y se mete en las semifinales de la Copa del Rey

Los dos goles de Abdón y el de Larin en una soberbia primera parte sirven para tumbar al líder de Primera en un partido en el que jugó con diez la última media hora por la expulsión de Raíllo en una noche mágica en Son Moix ante 19.950 entregados espectadores (3-2)

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

Fue la primera gran noche mágica del nuevo Son Moix, que fue testigo de una espectacular actuación del Mallorca para meterse en las semifinales de la Copa del Rey. Engulló al Girona, el gran líder de Primera División, gracias al doblete de Abdón Prats y al tanto de Larin en un partido que se complicó mucho en el minuto 66 con la expulsión de Raíllo (3-2). 

Pero la increíble primera mitad puso mucha tierra de por medio con el 3-0 para que después, en la segunda, los catalanes se encontraran una cuesta demasiado empinada y con un fabuloso Greif, que dio la talla. Los 19.950 entregados espectadores vibraron con una gesta que se recordará con el tiempo y que mete por quinta vez en su historia al club en la penúltima ronda del torneo del KO.

El mérito de este grupo es enorme, sobre todo porque minimizó las virtudes de un rival que solo había perdido un partido en todo el curso, el 30 de septiembre contra el Real Madrid (0-3) y que llevaba diecisiete encuentros invicto. Y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de reflexionar sobre lo que hicieron los bermellones, que ahora esperan rival en el sorteo de mañana en Las Rozas.

Nadie, ni el más optimista entre los mallorquinistas, se habría imaginado un acto inicial como el que se vivió en Son Moix. El equipo sacó los colmillos desde el principio, sin mostrar el más mínimo complejo ante el gigantesco Girona. Presión alta en la salida de la pelota de los visitantes y muchos kilómetros en las piernas de todos los jugadores para tratar de incomodarles. Y el plan de Aguirre salió a la perfección.

Porque más allá de un tiro de Stuani nada más empezar, los locales demostraron que jugaban una final. Y eso se tradujo en numerosas llegadas al área con mucho peligro. Abdón probó fortuna con un tiro seco que repelió Juan Carlos, que también se lució con un chut de Larin, que absolutamente solo disparó al ‘muñeco’. La del canadiense fue muy clara y el público se temió lo peor. Pero nada más lejos de la realidad. El equipo siguió empujando muy convencido de que podía marcar. Y después de otros remates de Antonio, e incluso de Valjent, llegó el premio.

Fabulosa combinación de Gio con Dani Rodriguez, que desde la banda centró para que el propio Larin, a la primera y sin pensar, instalara el 1-0 en el electrónico. La grada estalló de alegría, pero no podía sospechar lo que vendría después. Eso sí, con un punto de inflexión importante. En un desajuste defensivo, Savinho se plantó ante Greif y el portero eslovaco realizó una soberbia parada que fue clave en el desarrollo del encuentro.  

Abdón Prats celebra eufórico su primer gol en el minuto 28

Abdón Prats celebra eufórico su primer gol en el minuto 28 / RCD Mallorca

Hasta que apareció el que nunca falla, el que siempre está y estará, un trozo del escudo. Abdón Prats se sacó de la chistera un zurdazo desde más allá de la frontal que fusió a Juan Carlos. Una obra de arte hecha gol, una más del de Artà.

El 2-0 ya era un panorama idílico, pero todavía quedaba una sorpresa más. El VAR avisó al colegiado Munuera Montero de unas manos de Antal tras un chut de Larin y, tras la revisión en la pantalla, señaló penalti. Y el canterano puso el 3-0 desde los once metros para elevar los decibelios como nunca en el estadio. Los rojillos estaban machacando al equipo de moda en Europa con toda justicia, pero era el minuto 35 y quedaba un mundo por delante. Y gestionar eso era lo más difícil.

La receta era clara. Seguir con el pie apretado en el acelerador. Hasta el descanso no pasó nada, la mejor noticia, aunque era previsible que para la segunda parte Míchel sacara a la maquinaria pesada con Yan Couto y Dovbyk, dos de las grandes estrellas de esta Liga.  

Los jugadores Dani Rodríguez y Larín

Los jugadores Dani Rodríguez y Larín / Guillem Bosch / RCd

Los catalanes espabilaron

Los catalanes dieron un paso hacia adelante en la segunda parte, aunque lo cierto es que el primer chut lo hizo Larin, que le ganó la espalda a Blind en la carrera, pero se fue desviado. A partir de ahí el Girona espabiló, sobre todo por la banda de un Yan Couto que ya puso a prueba a Greif, que despejó con solvencia. 

Era el momento de demostrar oficio sin balón. Aguirre introdujo a Lato y Samú Costa para añadir más pulmones a un grupo que los necesitaba. Y como todo estaba siendo demasiado perfecto, la noche se complicó de lo lindo. Munuera Montero pitó penalti por un supuesto bloqueo de Raíllo a Stuani, que indignó tanto al cordobés que le protestó de forma exagerada hasta que le expulsó. El Mallorca se quedaba con diez en el minuto 66. Y fue el propio Stuani el que anotó la pena máxima para poner el 3-1 en el marcador.

El escenario era otro y Aguirre reaccionó sacando a Nastasic y Muriqi. Tocaba resistir como fuera ante el desbordante talento de los rivales. Couto y Savinho, por fuera, Dovbyk y Stuani por dentro, infundían respeto, y la solución pasaba por mantener las líneas muy juntas y que el cronómetro fuera pasando. Pablo Torre chutó desde lejos, pero con el punto de mira desviado. 

Poco a poco se fue quitando el miedo en el cuerpo e incluso elaboró una gran acción que levantó a los seguidores. Una combinación entre Morlanes y Omar, que asistió de tacón a Muriqi y el remate del kosovar rebotó en Couto. Fue una gran oportunidad, pero no había que desconcentrarse porque Dovbyk, en la siguiente, dispuso de una muy clara, pero se marchó fuera por poco. El Girona no encontró espacios y los minutos fueron pasando con Son Moix como gran aliado. Sávio marcó el 3-2 en el minuto 95, pero más allá de la histeria del momento, el Mallorca ya estaba en las semifinales. Qué gozada.