La artista de circo, Marilén Ribot: «Quiero hablar de las heridas físicas y emocionales que llevamos encima»

Ha fundado su propia compañía con la misión de remover consciencias a través de sus espectáculos circenses

Remover conciencias a través del circo

Remover conciencias a través del circo

Sebastià Sansó

Sebastià Sansó

A Marilén Ribot (Manacor, 1978), hay pocas cosas que la paren. De carácter rocoso pero alegre, tras doce años con Atempo, hace uno fundó su propia compañía; un proyecto más personal que lleva su nombre y con el que pretende ahora visualizar problemas intrínsecos al ser humano a través del circo.

«He vuelto para instalarme en Mallorca después de 25 años. Es otro ciclo de mi vida. Estoy conociendo muchas partes de la isla por primera vez y eso me gusta mucho. El corazón de Mallorca, las montañas, los barrancos... vivir en ellos», dice mientras incide en la necesidad de una pausa para recomponer sus puntos de vista, también sobre la profesión.

Ahora vive en s'Illot (Manacor) ultimando lo que será el primer espectáculo de una trilogía basada «en el proceso íntimo de hablar de las heridas, físicas y emocionales, que cada uno llevamos encima». El primero se titula Cuirassa Oberta, el segundo será El camino de Corforadada y el tercero Knife to meet you. «No estoy buscando hacer un espectáculo de entretenimiento, sino uno que pueda remover conciencias y en el que el público pueda sentirse identificado», advierte.

La artista de circo, Marilén Ribot: «Quiero hablar de las heridas, físicas y emocionales, que cada uno llevamos encima»

La artista de circo, Marilén Ribot: «Quiero hablar de las heridas, físicas y emocionales, que cada uno llevamos encima» / Sebastià Sansó

Un ejercicio a medio camino entre la poesía visual y el circo emocional. «Empecé a prepararlo en abril de 2022 a partir de una serie de residencias, en Mallorca, Atenas o Irlanda». Cuirassa Oberta, donde experimenta con el prisma aéreo y los cuchillos, se mostrará al público en general durante la muestra de teatro de la FIET (Vilafranca de Bonany) el próximo 20 de octubre. Una primera toma de contacto para ir puliendo y modificando el espectáculo e ir girando por otros festivales.

Las heridas hacen que nos encontremos a nosotros mismos

«Las heridas hacen que nos encontremos a nosotros mismos, nos conozcamos y podamos aprender de ellas. Me interesaba el proceso de cómo hacemos que ese dolor se convierta en belleza, el camino hacia la resiliencia», reflexiona Ribot justo antes de reconocer que «antes iba como una moto, instalada en la rueda del hámster». Con los años aprendes a valorar los pequeños momentos, tener tiempo para respirar tranquila.

Con 21 años

Ribot empezó su relación con el circo en Londres, con 21 años, en fiestas techno y rave. «Allí conocí a Sandro Spanu, que ahora trabaja en el Circ du Soleil. Juntos empezamos haciendo malabares de fuego. De ahí me vino la curiosidad por aprender más, así que me matriculé en una pequeña escuela de circo en Barcelona a cargo de Alain Chipot, un maestro muy peculiar y que había hecho películas incluso». El siguiente paso fue Carampa, una escuela preparatoria en la Casa de Campo de Madrid, ya con 24 años, antes de dar el salto internacional hacia la universidad de Estocolmo (Suecia).

Pero, ¿qué hace que una artista circense se entregue con tanta intensidad, que logre dominar la técnica?. «Es básicamente cuestión de repetición y de estar muy convencida de querer hacerlo. El circo duele. Los que lo hacemos somos masoquistas. Te quemas todas las curvas de tu cuerpo, heridas en los tobillos y en los brazos hechas por las cuerdas, callos, torceduras… y después están los dolores provocados por las sesiones de rehabilitación. Tienes que querer trascender e ir más allá. 'Disfrutar' de estos pequeños dolores».

Las heridas hacen que nos encontremos a nosotros mismos

Las heridas hacen que nos encontremos a nosotros mismos / Sebastià Sansó

Una implicación de forma inevitable conlleva golpes, algunos serios: «Me he caído muchas veces, pero solo después de una en concreto pensé en dejarlo todo. Corría el año 2012 y actuaba en Torino (Italia) en un espectáculo de cuerda volante sin protección. Se dieron una serie de circunstancias que hicieron que todo fuera mal», recuerda Ribot aún con cierta angustia, «primero que el director era de teatro y no de circo y no supo dar la entrada cuando debía. Era una especie de dinner show. En teoría debíamos salir a actuar entre plato y plato, pero no fue así».

«Oía el ruido de los tenedores y cucharas en los platos y eso desconcentra mucho. Yo tampoco supe detenerlo a tiempo. Estaba a seis metros de altura y tenía que hacer un truco complicadísimo. Patiné. Coges tanta velocidad que si caes es como ir pronto en moto y sin casco. Estuve 10 minutos inconsciente y después seis meses con la espalda bloqueada caminando como una anciana».

El apoyo familiar

Si hablamos del apoyo familiar, es frecuente pensar en decisiones no compartidas, en las dudas que crean los riesgos constantes de una profesión no exenta de riesgo. «Antes mi madre no entendía por qué hacía lo que hacía… pero cuando lo vio en directo ya fue otra cosa. Ahora ya hace mucho tiempo que viene a ver todos mis espectáculos. Mi padre, creo porque viene de familia de artistas, ya fue otra cosa desde el comienzo. Mis dos abuelos, Ribot y Revell eran mucho de la fiesta, así que esto viene de tradición supongo.

Con los años Marilén ya domina todo tipo de técnicas y ejercicios que hacen de ella una artista verdaderamente completa: Rueda Cyr, cuerda volante, trapecio fijo y volante, dance trapeze, aro aéreo, mástil, equilibrio sobre botellas, andar por encima cristales rotos, prisma aéreo o autolanzamiento de cuchillos son sus especialidades.

Finalmente, aunque sea un aspecto fundamental para poder seguir adelante, hablamos de las ayudas que un espectáculo así puede recibir en Balears: «Dan para menos de lo que inviertes, eso seguro. Solo el motor para subir y bajar la estructura metálica del prisma aéreo vale ya 7.000 euros, por ejemplo. Si esto me sale mal me retiraré a la montaña [ríe]. Estaría bien que según qué ayudas no las tuviésemos que devolver, como de hecho ocurre… es ilógico que te apoyen pero después te reclamen el dinero de vuelta con el paso de las funciones. También estaría bien que los teatros públicos habilitaran una bolsa económica para residencias artísticas y que los ayuntamientos pusieran su granito de arena en la creación».

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