Opinión | TRIBUNA

El sector agrario vota el 9 de junio

Si hay un sector económico que sea plenamente consciente de lo que se juega en Europa, ahí está el sector agrario. La PAC fue de las primeras políticas europeas y en sus 60 años de historia ha marcado para bien y para mal el devenir del campo europeo. No creo que haya un solo agricultor o agricultora, socio de cooperativa o trabajador o trabajadora del sector agroalimentario que no sea consciente de ello y que se deba quedar en casa el 9 de junio.

Tras un semestre de movilizaciones agrarias que lograron doblegar, tanto a la Comisión Europea como los estados miembros, me sorprende que, hasta la fecha, solo sea capaz de discernir y entender el mensaje de dos de los partidos políticos que concurren a las elecciones. Esta semana, el diario El Mundo titulaba al respecto de un acto de precampaña del Partido Popular en Cieza (Murcia), «Cruzada del PP contra Ribera para disputar a Vox el voto del campo». En el interior de la noticia y un poco entremezclada con mensajes partidistas, se vislumbraba los elementos fuertes de su propuesta y terminaban con la aspiración clara de que el Partido Popular Europeo recupere de las manos de los ultraconservadores, la Comisaría de Agricultura y Desarrollo Rural de la futura Comisión Europea. En el centro, las críticas al Pacto Verde Europeo por su impacto sobre el sector agrario. El Partido Popular Europeo tiene un espacio político claro y amplio que ocupar y que se ha quedado libre entre la incomprensión y falta de empatía de todo el arco de la izquierda europea adornado de cierto aire bucólico, y el negacionismo climático bronco de la ultraderecha. Ambos dejan huérfanos al sector agrario de alternativas y salidas realistas.

Empiezo por una manifestación de principios para que no haya dudas. El cambio climático y la crisis que se deriva de él son incuestionables. El sector agrario es probablemente el que más sufrirá sus efectos y que más esfuerzo deberá hacer para adaptarse. Creo que el Pacto Verde Europeo y las estrategias que lo desarrollan, contienen los elementos necesarios para avanzar en la salida a la crisis climática. Sin embargo, en este momento y desde aquel Consejo Europeo de 13 de diciembre de 2019 en el que se aprobó su documento base, lo que veo son muchos errores estratégicos y tácticos, fuertes problemas de comunicación y diálogo con el sector por parte de la Comisión, falta de análisis de impacto y coste de oportunidad, incontinencia normativa, falta de realismo en los plazos y poco compromiso financiero con una PAC que nació con una reducción del 7,5% en su presupuesto, cuando debía contribuir de manera incentivadora a esta transición. Una de las tareas de primer orden de la futura Comisión Europea y de la Comisaría de Agricultura y Desarrollo Rural será reconducir el debate y la aplicación del Pacto Verde con sentido común y ambición. En esta tarea, lo difícil será no salirse del espacio político central y útil que debe ocupar y que ha dejado libre las otras posturas.

La segunda tarea de calado será continuar y concluir de forma satisfactoria el proceso de «Debate Estratégico sobre el Futuro de la Agricultura en la Unión Europea» que lanzó la presidenta Von der Leyen. Este diálogo ha avanzado lentamente al estar marcado por el final de la legislatura, pero en este momento, ya hay calendario marcado a partir de septiembre de 2024 parea retomarlo.

Al margen de los retos del sector agrario que son muchos, el tercer escenario de debate y no por ello menor, será las negociaciones del próximo Marco Financiero Plurianual y ligado a ello, las negociaciones para la futura PAC más allá del 2027. En principio la PAC actual finaliza en 2027 por lo que el periodo de negociación y el primer año de aplicación caerán dentro de esta próxima legislatura. Puede ser que la actual PAC se extienda hasta 2030 y en este caso el inicio de las negociaciones será el final de esta legislatura europea. En todo caso el debate del techo presupuestario de la nueva PAC se cerrará en este periodo y aquí habrá un trabajo arduo que desarrollar. La PAC sigue siendo la principal de las políticas europeas, pero su peso presupuestario ha ido descendiendo de forma acusada en la última década hasta llegar al actual 31,3%. La idea central que debe quedar vinculada a la ambición del Pacto Verde Europeo es que «No podemos pedirle a la PAC más objetivos que cumplir con menos fondos». O se incrementa el porcentaje presupuestario dedicado a la PAC y aquí el peso tradicional que tiene el Partido Popular Europeo en este asunto, tendrá mucho que decir, o se abre el debate para incrementar la contribución de los estados miembros al presupuesto de la UE que actualmente está entre el 0,7% y el 1,4% del PIB de los estados, cuestión de la que dudo si finalmente los ultraconservadores ganan peso.