Ley segunda oportunidad en Mallorca: "Los bancos me llamaban varias veces al día por la deuda, casi me cuesta el divorcio"

Dos personas de Mallorca que han visto resueltas sus deudas explican su experiencia 

No tendrán que pagar el dinero que debían al banco

Enrique Cortadi afronta el futuro de otra manera.

Enrique Cortadi afronta el futuro de otra manera. / J. F. M.

Muchas noches sin dormir, decenas de llamadas diarias exigiendo que devolvieran el dinero que debían y con la duda permanente de si algún día podrían salir de este bache económico. Esta situación la han vivido centenares de personas, sobre todo en el periodo de la pandemia, pero la han resuelto gracias a los beneficios de la ley de segunda oportunidad. Es una solución legal por la que se anula la deuda que han acumulado estas personas, sobre todo a través de créditos bancarios.

Guido Rigoberto y Enrique Cortadi han conseguido superar el bache económico, gracias a los beneficios de esta ley de segunda oportunidad. Ambos recibieron la ayuda del despacho de abogados «Repara tu deuda», especializado en este tipo de pleitos.

Enrique Cortadi, tras muchos años de esfuerzo, consiguió montar un restaurante en Palma de comida mexicana, que le iba bien y le permitía vivir holgadamente. No tenía problemas para pagar los créditos concedidos. Sin embargo, de un día para otro la situación cambió. «¿Quién iba a pensar que tendríamos una pandemia», se lamenta. A partir de ese momento dejó de entrar dinero en la caja. Del negocio vivía toda su familia. «Los primeros meses fuimos consumiendo los ahorros», pero no podía devolver los créditos. «Me llamaban varias veces al día desde los bancos para exigirme que pagara, pero yo no podía hacer nada porque mi negocio había quebrado. Fue una situación angustiosa, que casi me cuesta el divorcio». Debía unos 40.000 euros.

Por fortuna, se enteró de que podía beneficiarse de la ley de segunda oportunidad. Llamó al despacho de abogados «y me dijeron que no me preocupara, que resolverían mi tema». Han pasado más de dos años desde entonces, hasta que un juez aceptó aplicar esta ley, que suponía que todos los préstamos que debía al banco quedaban anulados. Ya no debe nada y puede afrontar su futuro económico de otra forma. Enrique solo sueña con poder montar otro restaurante.

Guido Rigoberto trabaja solo media temporada en el aeropuerto de Palma. Cometió el error de avalar un préstamo de un familiar, que dejó de pagarlo. Entonces, el banco le reclamó el dinero a él, pero no tenía ingresos para poder devolverlo.

Su situación económica nunca fue boyante. Sus ingresos son bajos, que con dificultades apenas cubren el alquiler y los gastos para sobrevivir. «La situación era desesperada y no encontré más solución que ir tirando de la tarjeta de crédito». De esta manera lograba dinero de inmediato, pero a la vez los créditos se fueron acumulando. La deuda era de 20.000 euros. Y para empeorar aún más la situación llegó la pandemia «y dejé de trabajar». Guido recuerda lo mal que lo pasó. Estaba agobiado, no dormía por las noches y no era capaz de encontrar una solución a su desesperada situación. «Creía que terminaría durmiendo en un coche mientras devolvía los préstamos». Casualmente escuchó un anunció de un despacho de abogados que le aseguraba que podía conseguir que su deuda se cancelara. No se lo pensó y se puso en contacto con «Repara tu deuda». El proceso fue lento, pero al final ha logrado cancelar el préstamo y también afronta el futuro de otra manera, sin el peso de esta deuda. «Ahora voy más desahogado. Hasta puedo pagar los estudios de mi hijo».

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Para que se aplique la denominada ley de la segunda oportunidad es necesario acudir a los tribunales. Como personas individuales se pueden declarar en concurso. Es decir, han de demostrar su insolvencia. Dentro del trámite judicial se pide a los acreedores si quieren insistir en reclamar esta deuda, que incluye tanto las individuales, como las que se acumulan con la administración. En los dos casos en los que intervino «Resuelve tu deuda» los bancos renunciaron a seguir reclamando el dinero que habían prestado.

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