Lletra menuda: El desorden de las placas de efecto invasivo
La burocracia europea, la competencia desleal extracomunitaria y la explotación comercial son solo algunos de los aspectos que sustentan la rebelión de los agricultores movilizados estos días. Padecen otros agravios acumulables a su cúmulo de quejas justificadas. Por ejemplo, la invasión de terreno agrícola por parte de descomunales parques fotovoltaicos. Esta también es una de las denuncias que hacen los vecinos de Can Garriga, en Marratxí, cuando ven aproximarse las orejas del lobo en forma de explotación de energía solar de más de 26 hectáreas y un cableado al lado de sus casas cuyos efectos no han sido evaluados.
En Mallorca ya no hay despliegue fotovoltaico sin una contestación vecinal que, en general, está bien argumentada. Los residentes se han convertido en conciencia de una Administración que no reacciona y deja que el uso del cada vez menor espacio dispone se determine a fuerza de codazos entre intereses y derechos demasiadas veces contrapuestos. Nada de previsión, evaluación de consecuencias y organización.
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