Cinco años de la torrentada de Sant Llorenç | Pedro Galmés: «El agua manejaba los camiones como hojas de papel»

Hoy se cumplen cinco años de la fatídica riada que se cobró 13 vidas, desde Ca’n Salvador relatan cómo fueron las primeras horas de la tormenta

Pedro Galmés posa para esta entrevista junto al torrente que se desbordó hace cinco años con su negocio de fondo.

Pedro Galmés posa para esta entrevista junto al torrente que se desbordó hace cinco años con su negocio de fondo. / Biel Capó

Biel Capó

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Hoy se cumplen cinco años del fatídico 9 de octubre de 2018 cuando la torrentada azotó el Llevant y se cobró trece vidas. Pedro y Llorenç Galmés Jordà regentan el negocio de piensos Ca’n Salvador de Sant Llorenç. Hoy hace cinco años vivieron de cerca la devastadora torrentada ya que su negocio está ubicado junto a unos de los torrentes que se desbordaron, el situado en la carretera de Son Servera, hoy la calle Bordadores. Un lustro después, Pedro nos cuenta cómo fueron las primeras horas de aquel fatídico 9 de octubre. «Vine a abrir el negocio a las 14:30 horas, era un día soleado pero por la tarde empezó a llover mucho, veíamos cómo el torrente aumentaba, pero no imaginábamos, para nada, lo que luego ocurrió, pensábamos que como mucho el cauce del torrente llegaría a la mitad», confiesa.

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Biel Capó

Pero la cosa fue en aumento. Empezaron a percatarse de la gravedad de los hechos cuando un cliente les advirtió que por el cauce del torrente pasaban coches arrastrados por el agua y que en uno de ellos había personas.

Después de observar dicho coche, Pedro Galmés acompañado de su empleado Bernardo fueron a ver si podían localizar a las personas que iban en su coche torrente abajo para intentar ayudarles pero al llegar a la zona de la estación, junto a la cristalería, no lograron visualizar el vehículo y se percataron que el torrente se iba desbordando rápidamente. En este momento, decidieron volver a la nave, pero justo recibieron la llamada telefónica de su hermano advirtiéndoles de los hechos y recomendándoles subir a un lugar con altura, mientras él optaba por subirse en un altillo de la nave de su negocio porque el agua ya había invadido las instalaciones comerciales arrastrando el material hacia la calle.

Pedro Galmés: «El agua manejaba los camiones como hojas de papel»

Pedro Galmés: «El agua manejaba los camiones como hojas de papel» / Biel Capó

Así, Pedro Galmés decidió subir hasta la estación del tren, un lugar alto y con vistas al pueblo y alrededores. En su camino, ya observaron que el agua crecía cada vez más y vieron cómo empezaba a arrastrar vegetación. En su camino de subida a las instalaciones ferroviarias, avisaron a Mateo, un vecino, para que sacara el coche de su sótano, ya que venía mucha agua y aunque reaccionó rápidamente, no tuvo tiempo de retirarlo, pero sí logró ponerse a salvo porque en cuestión de segundos, el agua llegaba a la vivienda y engullía su vehículo.

Desde las vías de tren asistían perplejos a unas imágenes que les impactaron mucho: «Veíamos cómo el agua arrastraba coches y hasta pudimos ver cómo en el negocio de distribución de bebidas Las 3 Jotas el agua les arrastraba sus palés de productos y los camiones que tenían para su reparto. No sabíamos si había gente en el interior, llegamos a pensar que aquello sería un gran desastre de gente fallecida», relata Pedro Galmés. Las devastadoras imágenes les dejaron tan perplejos que esgrime: «El agua manejaba los camiones como hojas de papel. Era increíble. Estábamos tan desconcertados con lo que estábamos viendo que en ningún momento se nos ocurrió inmortalizar aquellas imágenes con el teléfono».

Pedro Galmés: «El agua manejaba los camiones como hojas de papel»

Pedro Galmés: «El agua manejaba los camiones como hojas de papel» / Biel Capó

Perplejo

Cuando las lluvias fueron amainando y bajó el nivel del agua, Pedro Galmés pudo regresar a buscar a su hermano al local de su negocio. Allí asistió perplejo a lo que la vista alcanzaba. El agua había arrasado con todo lo que encontraba y llegó a alcanzar algo más de un metro de altura, a pesar de que la gran puerta que da a la carretera estaba abierta y no la retenía.

Aquella noche no durmieron. De buena mañana regresaron al local y con las primeras luces del día pudieron contemplar las imágenes dantescas que aquella torrentada había dejado. Su local estaba muy afectado por daños del agua, además muchos de sus productos habían sido arrastrados por las lluvias hasta el punto de que algunos aparecieron en los tejados de una casa en la zona de los huertos de la estación.

Cinco años después de la torrentada, están satisfechos de las ayudas recibidas por parte de las instituciones públicas, aunque reconocen que les falta algo por cobrar. Un lustro después Pedro Galmés sigue destacando la solidaridad de los voluntarios. «Era increíble. Si necesitábamos cuatro para limpiar, se te ofrecían cuarenta dispuestos y esperando poder ayudar. Se les ha reconocido la labor a estos voluntarios, pero nunca será suficiente por lo mucho que hicieron», asegura.

Pedro Galmés: «El agua manejaba los camiones como hojas de papel»

Pedro Galmés: «El agua manejaba los camiones como hojas de papel» / Biel Capó

Ahora les queda pendiente, admite, la ejecución total del proyecto para evitar futuras catástrofes, es decir, ensanchar el puente de la variante. A pesar de que cada año llegadas esta fechas, se anuncia por parte de las instituciones que podrían comenzar las obras, de momento el puente sigue igual y consideran que cinco años dan para que algo se haya hecho con este punto fatídico. Estos días el presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, anunció el desbloqueo del proyecto, pero la pregunta que se hacen muchos vecinos es cuándo las obras serán una realidad. Mientras tanto, cuando lleguen las lluvias, ellos seguirán mirando al cielo con temor porque aquel triste recuerdo jamás se borrará de las mentes de los que las padecieron.

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