Piscinas en Mallorca: ¿Un lujo incompatible con la sequía?

El Colegio de Arquitectos de Baleares pide «un poco más de responsabilidad» para acotar las piletas, pero no aboga por prohibirlas: «Hay que planificar adecuadamente»

El GOB y la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma reclaman su prohibición como medida de prevención para afrontar la escasez de agua

VÍDEO | Construcción desenfrenada de piscinas pese a la sequía: El 75% de las promociones inmobiliarias de Mallorca en curso las incluyen

Bernardo Arzayus

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

De las 134 promociones de viviendas en curso que ahora se comercializan en Mallorca, ya sean pisos o chalets, ya se encuentren en fase inicial o de entrega, 101 incluyen piscina en sus memorias de calidades pese a la sequía que amenaza a Baleares. Todas estas construcciones son las que aparecen en los principales portales inmobiliarios, como Idealista y Fotocasa, donde se revela que el 75% de ellas (tres de cada cuatro) se ofrecen al posible comprador con pileta. ¿Un lujo incompatible con la sequía?

El porcentaje desciende al 50% cuando las nuevas edificaciones se circunscriben a Palma. De 43 proyectos inmobiliarios, 21 se anuncian con piscina.

Llama la atención que gran parte de esta oferta con piletas esté ubicada en municipios costeros, a muy poca distancia de la playa, como Llucmajor, Santanyí, Calvià, ses Salines o Capdepera.

La postura de los arquitectos

El decano del Colegio de Arquitectos de Baleares, Bernat Nadal, reclama «un poco más de responsabilidad» para acotar las piscinas, sin embargo no es partidario de tomar medidas drásticas como prohibirlas. «Sí creo en una regulación y que es necesario planificar adecuadamente».

Nadal sostiene que si llega aquí el problema de sequía que trae de cabeza a Cataluña -ahora mismo toda Mallorca está en situación de prealerta-, «tendremos que hacer un replanteamiento, pero es cierto que en Baleares tenemos claro el tema de las desaladoras y que se necesitan más infraestructuras de este tipo, que hay que ver si llegan a hacerse».

Una moda

Asimismo, califica de «moda» el hecho de que tres cuartas partes de la nueva planta inmobiliaria estén equipadas con piscina. «Es una tendencia para hacer más atractiva la promoción de cara a la venta, no responde al modelo de una isla». Y cree que con el tiempo irá creciendo la sensibilidad en el sector urbanístico hacia el problema del cambio climático y la sequía. «Las promociones que ahora están en comercialización empezaron a hacer todo el papeleo hace tres o cuatro años, y no había tanta conciencia sobre este problema», comenta, «con el añadido de que estábamos en un contexto de pandemia y en lo que se pensaba en ese momento era en reactivar la economía».

En definitiva, el decano y arquitecto propone desde el punto de vista técnico dar respuesta a la problemática de las piscinas desde un modelo de territorio, «por eso pensamos que es capital que en Baleares contemos con un Observatori del Territori, no únicamente un Observatori de l’Habitatge», advierte, «en base al cual tomar decisiones». También pone sobre la mesa la posibilidad de que las piscinas se puedan adaptar para admitir agua de mar, opción que estudia Cataluña.

Por último Nadal recuerda que en estos momentos en el casco histórico de Palma está prohibido construir piscinas descubiertas, «es decir, la debes hacer o debajo de un porche o en una planta completamente cubierta». Ante el hecho de que algunos hoteles del centro sí tengan piscina en terrazas despejadas, Nadal apunta que es debido seguramente a que tenían el permiso concedido antes de la nueva instrucción municipal, «porque la medida debe aplicarse por igual a viviendas como a establecimientos turísticos».

Vista aérea de casas con piscina en Mallorca.

Vista aérea de casas con piscina en Mallorca. / Nele Bendgens

¿Qué dicen los ecologistas?

La postura del GOB es más contundente. El grupo ecologista pide prohibir la construcción de piscinas en suelo rústico y en entornos urbanos para usos particulares como medida de prevención para afrontar la sequía, «puesto que la situación de emergencia que vive Cataluña llegará a Balears», vaticina la presidenta de la ONG Margalida Ramis. «Primero fue la época en que cada ayuntamiento quería su piscina. Entonces se construyeron muchas. El paso siguiente fue que todo el mundo quería su pileta en el corral de su casa».

En cuanto a las restricciones que se están aplicando en otras comunidades, Ramis lamenta, en declaraciones a Europa Press, que se propongan reducciones obligatorias para los usos domésticos o la agricultura, pero se dejen en el aire restricciones voluntarias para el sector turístico. Un extremo que también podría producirse en Mallorca. «¿Se le exigirá a los hoteleros en plena temporada turística que no rellenen la piscina?», cuestiona.

Asociaciones de vecinos, el azote contra las piscinas

La Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma lleva haciendo de azote de las piletas desde 2016. Participan en el consejo de Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Palma y en él tienen voz y voto. «Siempre decimos ‘no’ a las piscinas en casas particulares y promociones de pisos», expone la presidenta Maribel Alcázar.

Su antecesor, Joan Forteza, realizó en 2019 una estimación del número de piscinas privadas en Palma, «unas 3.000». «El ritmo de autorización de piscinas era de cuatro en cada consejo de Gerencia y se celebran cuatro al mes, por lo que la media de piletas aprobadas en 30 días era de 16. Con esto, se puede hacer un cálculo cercano a las 192 anuales autorizadas», indica. «El ritmo de permisos para las piscinas no se ha reducido, por lo que ahora debe haber en Ciutat unas 3.700», computa.

Forteza también calculó la superficie cúbica media de las piletas en Palma: 80 metros cúbicos de agua. «Si hay tres mil piscinas, y si de las mismas sólo reemplazáramos el agua una vez al año, obtendríamos como resultado un gasto de agua de 240.000 metros cúbicos, 240 millones de litros», indica. «También podríamos hablar de las piscinas ilegales y de los centenares de pozos incontrolados con cuya agua se llenan piletas», indica. «Además, hay tres grupos de consumo para Emaya a la hora de facturar; en el tercero ya se paran, por lo que a muchos llenar la piscina les sale barato», denuncia.

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