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Maribel Alcázar, presidenta de los vecinos de Palma: «Vox no nos gusta porque tiene un discurso antiasociaciones vecinales»

«Queremos leer la letra pequeña de proyectos como GESA o la reforma de la plaza Major»

«Infunden un temor sobredimensionado con la okupación»

«Luchamos para que los barrios no se conviertan en parques turísticos»

Maribel Alcázar posa ante la sede de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma.

Maribel Alcázar posa ante la sede de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma. / Manu Mielniezuk

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

Digerido el cambio de gobierno en Cort, Maribel Alcázar promete una legislatura reivindicativa y no esconde su disgusto con el partido de Fulgencio Coll: «Viven del conflicto y de dividir»

¿Ha notado si Palma está más limpia?

Quiero verlo en verano, cuando la ciudad puede triplicar la población. El servicio de limpieza no da para todo, y se dedican muchos recursos a zonas como Playa de Palma, donde hoteles y turistas generan mucha basura. Y eso lo padecen los barrios y la periferia. Emaya está llevando a cabo un plan de choque en los barrios y nos llegan opiniones diversas. En Son Roca nos dicen que no se ha hecho lo suficiente, y en otros barrios hay comentarios más positivos. La cuestión no es empezarlo, sino mantenerlo en el tiempo.

¿Empatiza con el discurso de mano dura contra la suciedad y los grafitis de este Consistorio?

Me parece bien que se limpie y se adecente la ciudad. Pero que no olviden elementos más importantes como los problemas que tienen los mayores y las personas con movilidad reducida en muchas aceras. Que las limpien, pero que también las hagan accesibles para toda la población.

¿Le inquieta que Vox sea socio del PP en Cort?

Vox no nos gusta porque tiene un discurso antiasociaciones vecinales. Pese a que una de sus regidoras [Gero Mayans] era la presidenta de un ente asociativo que pretendía ser una federación de vecinos. Durante toda la legislatura pasada estuvo arremetiendo contra la Federación de Asociaciones de Vecinos y otras organizaciones. Además, Vox tiene un discurso retrógrado en determinadas cuestiones sociales.

¿Hay asociaciones vecinales afines a Vox?

Ese ente que ellos llaman federación vecinal tiene dentro a sociedades de cazadores y algunas asociaciones de vecinos. Se llaman Federació de Veins de sa Ciutat de Palma. Pero no se pueden comparar con nuestra Federación, que tiene más de 40 años de existencia y 53 entidades federadas.

¿En un mismo barrio pueden coexistir dos asociaciones vecinales? ¿Una perteneciente a la Federación oficial y otra a la de Vox?

Sí, hay varios barrios en los que eso se da. Recuerdo que en su día José María Rodríguez potenció la creación de asociaciones para romper la hegemonía de la Federació. Esta de Vox sería como un 'remake' de aquello. 

Fulgencio Coll tiene entre ceja y ceja a la Oficina de la Defensora de la Ciudadanía.

Pretenden que los partidos sustituyan un servicio que es apartidista. A Vox no le interesa la participación ciudadana, es una organización política que vive del conflicto y de dividir a la sociedad. Eso no es bueno para nadie.

Ya ha habido problemas con los símbolos y palabras como 'LGTBI' y violencia de género están siendo borradas de los textos oficiales del Ayuntamiento.

La pasada legislatura en materia de Igualdad tampoco fue para tirar cohetes, hubo una gestión problemática que provocó una grave crisis en aquel Ayuntamiento [en referencia a la dimisión de la regidora Sonia Vivas]. Ahora es preocupante que borren esas palabras, pero no se van a borrar de la sociedad. Ese ha sido uno de los tributos del PP a Vox. 

Los presupuestos destinan pequeñas partidas para arrancar algunos proyectos de reforma como la Plaza Major, la del Mercat o GESA.

Nos preocupa que los proyectos ‘macro’ se coman a los pequeños como el de la antigua cárcel, que podría servir a una zona muy densamente poblada. Tenemos anuncios genéricos, lo que queremos es que nos enseñen la letra pequeña. Por ejemplo, en el caso de GESA, habrá que ver cómo afectará a la fachada marítima y qué acuerdo se firmará con Endesa. Nos gustaría que no fuera solo un museo y que se dispusiera de un espacio para celebrar actividades ciudadanas. En la plaza Major queremos un centro de interpretación para los residentes, no para los turistas.

Su interlocutora esta legislatura es la regidora Lourdes Roca.

Tenemos una comunicación fluida y hemos podido encontrarnos varias veces. El problema no es tanto la regidora si no corregir déficits en la participación ciudadana que arrastramos desde hace años. En cuanto a los presupuestos, se han mantenido las partidas para el movimiento vecinal. Sí lamentamos que se hayan eliminado los Premios Rosa Bueno. Era una mujer de izquierdas, pero nadie puede negar su lucha por esta ciudad. Me sorprende, porque a su entierro fue hasta José María Rodríguez.

"Hay una cultura funcionarial que nos mira con desconfianza"

Se quejan de las trabas burocráticas. Incluso les piden que justifiquen un céntimo. ¿Eso va a cambiar?

Está sobre la mesa, pero es difícil porque parte de una cultura funcionarial que tiende a facilitarse la vida a sí misma y complicársela al resto del planeta. Y que de entrada mira al mundo vecinal con desconfianza porque nos ven como defraudadores iniciales. Llevamos más de 40 años trabajando en el movimiento vecinal de esta ciudad y algo de respeto y confianza nos tendríamos que haber ganado. Eso provoca hartazgo en las entidades vecinales, y algunas prefieren salirse del sistema.

Se pronunció públicamente a favor del fin de la gratuidad de la EMT. ¿Recibió muchas críticas del movimiento vecinal?

Sí, hubo muchas críticas. Por eso decidimos incluir este tema en la asamblea que celebramos la semana pasada y aprobamos sumarnos a la plataforma por el transporte público gratuito. Con esto cerramos la polémica. Pero no nos basta que sea gratis, queremos que el transporte público de esta ciudad mejore de manera sustancial. Y hablo de buses de la EMT y de taxis.

¿La EMT ha recortado frecuencias?

Sí. Hemos enviado unas preguntas al respecto, pero todavía no nos han contestado. También es cierto que se encontraron con un montón de autobuses estropeados y no había recursos para arreglarlos. La verdad es que no podemos estar contentos con la gestión de la etapa anterior, las mejoras fueron mínimas. 

Los problemas de ruidos, botellones e incivismo se extienden como una mancha de aceite por la ciudad. 


La Mesa por la Convivencia Ciudadana es una creación del movimiento vecinal. Es una mesa 'multiregidurías', además de implicar al alcalde, y proponemos el orden del día. De allí se sale siempre con deberes para todos. Participamos las entidades vecinales afectadas por esta problemática. Nos preocupan los 'after', los minimarket que venden alcohol hasta tarde y un modelo de ocio que nace en parte con el turismo que se mantiene todo el año. 

¿Los botellones se han generalizado en las fiestas de los barrios?

Sí. Después de lo que pasó en s'Aranjassa, la asociación de vecinos de Sant Jordi nos pidió una reunión. Vino el regidor de Seguridad Ciudadana [Miguel Busquets], vecinos de Son Ferriol y Son Rapinya. Pedimos a las asociaciones de vecinos un calendario de celebraciones o espectáculos en la calle que pudieran ir asociados a consumo de alcohol en la vía pública por parte de jóvenes. Hubo diferentes operativos de la Policía Local y la Policía Local y no se ha vuelto a repetir un episodio como el de s'Aranjassa. 

"En esta ciudad hay mucho que pelear"

¿Qué le parece que el Ayuntamiento vaya a abrir una oficina antiokupación?

Infunden un temor sobredimensionado a la okupación. Sabemos que hay bandas organizadas, pero es un asunto de intervención policial directa. También hay okupaciones de pisos vacíos de bancos, pero no podemos considerar un okupa a un señor al que le dicen que se vaya del piso porque se le ha acabado el contrato y no sabe a dónde ir porque no puede pagar un alquiler. ¿Esa persona es un okupa o una víctima?

Esta legislatura tampoco verán caer el monolito de sa Feixina. 

En este caso la crítica se la hago a los dos Consistorios anteriores que tuvieron ocho años para derribarlo. No hubo voluntad de hacerlo.

Estos últimos meses han nacido tres nuevas asociaciones de vecinos: Paseo Marítimo, Parc de ses Fonts y s'Olivera.

De momento, de esas tres solo la de Paseo Marítimo está federada. Están en la Mesa por la Convivencia y son muy activos. Este año la asociación de la Bonanova, que existía desde hace tiempo, se ha federado. También en Hostalots los vecinos se han puesto en marcha y han creado una nueva asociación. Por su parte, Sant Agustí y Cala Major se ha reactivado, y vamos a trabajar juntos. 

¿En qué momento está el movimiento vecinal de Palma?

Se está reactivando porque el territorio en el que vivimos padece impactos muy importantes. En esta ciudad hay mucho por lo que pelear y tenemos contactos con multitud de asociaciones. Hemos llevado a la Federación a un territorio muy asambleario para que las tomas de decisiones sean lo más colectivas posible. Luchamos para que los barrios no se conviertan en parques turísticos o que acabemos viviendo en un restaurante al aire libre como pasa en Santa Catalina. 

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