BOULEVARD

Vox y el PP se olvidan de los asesinados por ETA en Mallorca

La pregunta es muy simple, ¿cuánto costaba durante el Pacto de Progreso tener un prostíbulo chino en Palma camuflado con la licencia de una irreprochable peluquería?

Vox propone la censura de un cartel en el Parlament. Por fortuna, la izquierda se adelantó y quemó la caricatura por criterios progresistas.

Vox propone la censura de un cartel en el Parlament. Por fortuna, la izquierda se adelantó y quemó la caricatura por criterios progresistas. / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

Los mallorquines padecemos la xenofobia inversa de ser apabullados por los extranjeros en nuestra propia casa, y perdón por lo de «nuestra». He leído con atención, porque ya saben que me cuesta entender el castellano de Idoia Ribas y mucho más de Sebastián Sagreras, el «Manifiesto» del Parlament de PP/Vox sobre «el 26 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco». El millar de asesinatos etarras obligarán a una efemérides diaria de la matanza pero, cuando ves al gran Lluís Apesteguia en el acto, qué sabremos nosotros del seguidismo a los neofalangistas.

El concejal de Ermua asesinado es solo una excusa para PP/Vox, que buscan en realidad una actualización de ETA. Nombran en diez ocasiones a la banda por solo tres a Blanco, hablan del daño «que todavía hoy suponen sus fines políticos», se refieren en presente al «uso de la violencia para la consecución de fines políticos». Lo curioso es que los hermanados PP/Vox detallen en su proclama «los 379 crímenes de ETA sin resolver» y no efectúen mención alguna de los asesinados por la banda en Mallorca. En concreto, los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada, el último atentado programado por la banda el 30 de julio de 2009 en Palmanova y todavía por esclarecer.

El escamoteo del atentado escama todavía más al recordar que el doctor Antonio Salvá, padre del agente mallorquín asesinado, es ahora mismo diputado por Vox. Tal vez las ultraderechas tienen un problema de falta de sintonía con la Guardia Civil que tanto les vota, o quizás la clave está en que reconocer el «último» atentado implica aceptar que ETA ya ha desaparecido. Así, el olvido pasa a ocultación. Son los problemas del postureo madrileñista de quienes luego pregonan «que te vote Txapote», homenaje al asesino de Blanco. Y por favor, no monten ahora para compensar otro Manifiesto a finales de julio, no unan el ridículo a la ofensa.

Antes de sustituir una falsa memoria histórica por otra, PP/Vox deben repasar el daño que la obsesión franquista que comparten con el Pacto de Progreso causó a la izquierda. Descubrieron los restos de la asesinada Aurora Picornell en Manacor, después de haber recopilado sabios testimonios orales y visuales que situaban su fusilamiento en Porreres. Los más izquierdistas eran capaces incluso de señalar los agujeros de las balas utilizadas en el municipio equivocado.

Qué consellera de Sanidad militó muy activamente en el Partido Comunista de España sevillano, porque si no has sido de izquierdas a los veinte no tienes corazón y si sigues siendo de izquierdas a los cuarenta, no tienes cerebro. Dado que Antoni Costa va a ser el Iago Negueruela del PP, en una decisión inteligente del que lo ha nombrado, conviene que el ibicenco repase el castigo sobrehumano que ha sufrido el gallego en ocho años.

Nos corroe una duda sobre la que plantearemos una pregunta esquemática, ¿cuánto costaba durante el Pacto de Progreso tener un prostíbulo chino en Palma con la licencia de una irreprochable peluquería? Es un asunto más sospechoso que un mallorquín en un movimiento independentista de Cataluña. Al taxi le disgusta la supresión del carril VAO, por si faltaba alguna razón para eliminarlo de inmediato, ahora resulta que PP/Vox no saben cómo hacerlo. Si creen que han sido elegidos para cambiar la fecha de la Diada de Mallorca, son todavía más torpes que el Pacto de Progreso.

Ya saben que con PP/Vox vuelve la censura antes inexistente. En la imagen que hoy nos ilustra, se observa que ya apuntaban maneras. El año pasado, la ultra Idoia Ribas increpaba al Pacto de Progreso para que retirara inmediatamente una anodina caricatura judicial expuesta en la Estación Intermodal. Por fortuna, la izquierda se adelantó en la expresión de sus convicciones, y quemó el cartel pero en aplicación de criterios intrínsecamente progresistas. Sí, en la misma Plaza de España donde Francina Armengol predicaba el jueves una cultura sin censores. O solo con censores de izquierdas.

A propósito, leo conmocionado la presunta censura de PP/Vox a la obra Nua de Ann Perelló, defendida en dos extensas páginas de este rotativo. Me pongo en contacto con la artista, me suelta en témpano que ya está todo publicado como si fuera mi guía de lecturas, y que «no tengo nada que añadir». Solo puedo pedirle perdón a Ann Notengonadaqueañadir, y jurarle que no volveré a molestarla aunque viva cien años. Un placer.

Reflexión dominical hollywoodiense: «En las últimas películas norteamericanas que he visto, los actores y guionistas ya estaban en huelga».

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