Los alumnos del instituto de Son Rullán de Palma aprenden a ser los empresarios del futuro

Los estudiantes, realizan una colaboración con Cáritas, para desarrollar un proyecto económico, que ayude a las personas en exclusión social

Los alumnos enseñan las técnicas de decoración.  | J.F.M.

Los alumnos enseñan las técnicas de decoración. | J.F.M. / j.f.m. palma

J.F.M.

El instituto público de Son Rullán ha desarrollado un módulo de empresa, para impulsar la iniciativa empresarial de los alumnos. Se impulsan pequeños proyectos, siempre con la esperanza de que en un futuro puedan convertirse en negocios de carácter local y sostenible para Mallorca.

El instituto ha aprovechado la presencia cercana de un centro de Cáritas, en el que se da una oportunidad de aprendizaje a las personas con problemas de exclusión social. Así, en una visita que se realizó a este centro surgió la idea de que los alumnos desarrollaran un proyecto para ayudar a estas personas con dificultades. Se trató del denominado proyecto Tots son un, en el que el principal objetivo era crear una serie de productos, para su venta, que puedan servir para ayudar a todas estas personas acogidas en Cáritas.

La idea era que a partir de la realización de un taller los alumnos encontraran un espacio de convivencia, autoconocimiento, enseñanza y, sobre todo, que mantuvieran una relación con personas de diferentes procedencias.

Se pensó mucho antes de que los alumnos decidieran qué idea podían desarrollar para poder ayudar a estas personas. Cinco estudiantes del centro realizaron un taller de decoración de bolsas de tela y de llaveros. De esta forma, los estudiantes pudieron demostrar sus habilidades personales para explicar a los asistentes las técnicas de decoración.

Los alumnos enseñan las técnicas de decoración.  | J.F.M.

Los cinco alumnos, con el trabajo desarrollado del proyecto. | J.F.M. / j.f.m. palma

Durante esta formación, en la que participaron unas 30 personas de diferentes nacionalidades, se pintaron 50 bolsas y un centenar de llaveros. Cada persona desarrolló sus obras de manera personal, siguiendo su propio estilo. Así, los participantes pudieron expresar sus sentimientos, a través de la pintura. Tanto los estudiantes, como los adultos que participaron en el curso, mostraron su satisfacción por esta experiencia.

Pero no solo se trataba de pintar, sino de poder dar una salida económica a todos los productos elaborados en el curso. Las bolsas y los llaveros se pusieron a la venta. Se consiguió una recaudación de casi cien euros, que fueron donados a Cáritas, para que se inviertan en la atención de estas personas de exclusión social.

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