Degradación comercial en Mallorca

El drama del comercio tradicional: Cien tiendas cierran cada año en Baleares

Palma vive una paulatina pérdida de establecimientos con arraigo y el relevo descontrolado de las actividades, muchas enfocadas al turismo. Los vendedores ya no pueden asumir los alquileres y si son propietarios buscan arrendar el local porque sin vecinos el negocio no es rentable

Calle Jaume II de Palma, con locales que se alquilan y algunos comercios cerrados.

Calle Jaume II de Palma, con locales que se alquilan y algunos comercios cerrados. / Pere Joan Oliver.

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

Tarde de febrero en la calle Jaume II de Palma. Oscurece. Apenas circula una decena de personas en una vía de 185 metros. Casi la mitad de los locales están cerrados. Uno se traspasa, otro se alquila y no son pocos los que dicen que volverán en marzo o abril. La temporalidad turística está marcando el ritmo comercial de una de las calles de compras más populares de Ciutat. El comercio del centro es cada vez más dependiente del turismo, que tiene otras necesidades que el residente de toda la vida. «Hicimos un estudio donde constatamos que el 60% de los clientes ya son turistas», desvela el presidente de Afedeco, Antoni Gayà

1.071 tiendas menos en diez años

El comercio convencional vive un drama cuantificable: cien tiendas menos cada año. Según el directorio de empresas del INE, que contabiliza los locales del comercio minorista, Balears ha perdido un total de 1.071 tiendas en diez años. En 2022 había 13.533; en 2012, 14.604. Los datos del ente público revelan algunas claves más de lo que está pasando. Por un lado, aumentan las tiendas sin trabajadores, es decir, aquellas en las que despacha el propietario del negocio, un autónomo. Y disminuyen aquellas que tienen de uno a dos o de tres a cinco empleados. Sin embargo, aumentan las que tienen entre 50 y 99 y las de más de 250; es decir, hipermercados y grandes superficies. Así pues, la desaparición está afectando más al pequeño comercio. Por tipo de establecimiento, aumentan los supermercados o minimarkets (muy enfocados al turista), muy presentes en ciertos barrios de Ciutat y también en el centro de Palma: por ejemplo, la emblemática tienda de fotografía Casa Vila ahora es uno. Por contra, disminuye el número de tiendas dedicadas a artículos de uso doméstico como comercios de prendas de vestir o calzado, de aparatos electrodomésticos, textiles, droguerías, perfumerías, etc.

Los presidentes de las patronales de comercio Pimeco y Afedeco desgranan algunos de los problemas principales a los que hacen frente diariamente los botiguers de la islas. «La inflación ha hecho que suba sobre todo la alimentación y por ello los ciudadanos están recortando los gastos en otro tipo de tiendas», reflexiona Antoni Fuster de Pimeco.

Críticas a la política de movilidad

 Junto a Gayà, argumenta que otro de los graves problemas para el comercio en Palma «son las políticas de movilidad de Cort: cortan calles, ponen acires, luego llegarán las zonas de baja contaminación, los parkings son caros... No hay un equilibrio con los comercios y en este punto se nos hace imposible competir con los centro comerciales», alega. «Palma era el núcleo compras de todos los palmesanos y mallorquines, ahora ya no lo es porque cada vez es más difícil acceder a la ciudad», añade, «y el centro ya es sólo para los turistas». En este punto, cabe traer a colación un estudio de Afedeco que concluía que un 53% de residentes de la part forana se desplazaba a Ciutat con mucha menos frecuencia para realizar compras, «aunque también habría que analizar si estos ciudadanos terminan gastando en los centros comerciales», porque el comercio tradicional en los pueblos también está bajando la barrera. Ayer mismo este diario informó del cierre del Estanc de Campanet

Las grandes plataformas digitales, el gran enemigo

Gayà argumenta que hacer calles peatonales es positivo, «pero ha de ir acompañado de una dotación de transporte público para facilitarle a la gente que venga al centro». Las grandes plataformas digitales de comercio son «el otro gran enemigo». Según el INE, el 55,6% de los baleares ha comprado por internet en los últimos tres meses, una cifra que se ha triplicado desde 2008. «Ahora que se habla tanto de huella de carbono y economía circular, no hay nada más contaminante que el proceder de estas plataformas que traen los productos de fuera», asevera Gayà, quien también advierte que en el centro de Palma se está dando otro fenómeno: los antiguos botiguers se están convirtiendo en rentistas. «Les sale más a cuenta cerrar el negocio y alquilar el local, que están carísimos, a grandes empresas, franquicias o souvenirs de temporada que mantener abierto. En la calle Sant Miquel esto ha pasado mucho», cuenta. «Además, las nuevas normativas, como la del ahorro energético, tampoco nos ayudan y siempre recaen sobre nosotros, los pequeños, nunca sobre las todopoderosas plataformas, que contaminan más».

Preocupación por el mercado de Pere Garau

Uno de los barrios de Palma que preocupa y está en transformación en este momento es Pere Garau por la peatonalización de Nuredduna. «El que se está viendo afectado es el mercado. Me cuentan los vendedores que les está costando mucho, que notan una bajada en las ventas. A causa de la falta de plazas de parking, hay propietarios de restaurantes que ya han dejado de ir». 

Por último, el catedrático de Geografía de la UIB Jesús M. González se refiere a un proceso global que está transformando todas las ciudades occidentales que siguen un modelo de ciudad capitalista. «Palma no ajena a ello y además es un proceso que se ve más intensificado por el turismo», considera. «La ciudad se está adaptando al consumo de los turistas», advierte. «Son procesos que provocan ciudades cada vez más fragmentadas: hay una parte que es para el residente local y otra para el turista. En Palma eso es clarísimo. Además es una fragmentación que posiblemente tenga que ver con clases sociales: porque hay toda una parte de la ciudad a la que ya no tienen acceso las clases bajas o medias. Y eso afecta directamente al tejido comercial y al tipo de tiendas que hay en un barrio, no sólo a la vivienda», sostiene el también presidente de la Asociación Española de Geografía. 

Las galerías de arte y las inmobiliarias se han adueñado de la calle Can Verí y los alrededores, en Sant Nicolau.

Las galerías de arte y las inmobiliarias se han adueñado de la calle Can Verí y los alrededores, en Sant Nicolau. / Pere Joan Oliver.

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