El 59 por ciento de los residentes de la Part Forana que solían desplazarse a Palma a realizar sus compras ha dejado de hacerlo con tanta frecuencia, según una encuesta realizada por Afedeco y publicada este viernes, que apunta como principales motivos las malas frecuencias del transporte público o los problemas de aparcamiento.

Atendiendo a estos datos, el 53 por ciento de los ciudadanos de la Part Forana aseguran que, "a veces", van a Palma para realizar sus compras, frente al 33 por ciento que sí lo hace y el 14 por ciento que no acude a la capital a comprar. De los que sí acuden a la ciudad, la mitad lo hace de manera mensual, un 33 por ciento lo hace semanalmente y un 17 por ciento, a diario.

Por otro lado, el 59 por ciento se desplaza a Palma con menor frecuencia a causa, según el informe, de las malas frecuencias del TIB, el transporte público, los atascos en las entradas y salidas de Palma y, de manera generalizada, la problemática del aparcamiento, "ya sea porque hay poco o porque son muy caros".

En este punto, Afedeco afirma que el 61 por ciento de los encuestados considera complicado encontrar parking y un 67 por ciento cree que los precios son muy elevados.

Otra queja generalizada, según apunta la encuesta, es la ORA, ya que un 53 por ciento considera que el tiempo máximo de estacionamiento --dos horas-- es insuficiente para realizar compras. Por todo ello, el 58 por ciento de los encuestados prefieren quedarse en los centros comerciales de la periferia.

Respecto a las calles que comprenden el casco antiguo de Palma, la mayor queja viene de la inseguridad por los Acires.

Con todo, la encuesta establece que, si se solucionaran estos inconvenientes, un 39 por ciento de los encuestados decidiría acudir con mayor frecuencia a comprar a Palma.

Por todo ello, desde Afedeco han pedido a las instituciones que mejoren la accesibilidad, "porque Palma no se puede permitir perder su sello comercial".

"Si los ciudadanos se quedan a las afueras, porque allí encuentran todos los servicios que buscan a la hora de realizar sus compras, el comercio de la ciudad acabará cerrando y convertiremos Palma en una ciudad fantasma donde solo cohabitarán restaurantes y establecimientos de ocio", han advertido.