Lletra menuda: Eterno inicio de confusión y buena intención

Castell d'Alaró

Castell d'Alaró / DM

Llorenç Riera

Llorenç Riera

El conseller Rubio y el alcalde Perelló han regresado de Madrid con un vasto equipaje de esperanzas y buenas intenciones. El problema es que ellas, por sí solas, no bastan para apuntalar y consolidar la apremiante obra que reclaman las murallas del Castell d’Alaró.

La participación directa en las conversaciones ministeriales otorga satisfacción y protagonismo al Ayuntamiento y el departamento de Ernest Urtasum acredita sobrado conocimiento de causa, pero, aún así, se retrocede al nivel del establecimiento de una comisión técnica y de la evaluación del grado de protección BIC y del modo en que se puede desbloquear la situación. Lo único que sigue avanzando es la degradación y ya la inestabilidad de las murallas.

Por lo demás, permanecemos en el eterno comienzo de las confusiones y las buenas intenciones y eso, con el tiempo transcurrido, es difícil de justificar, por muy arduo que sea el esclarecimiento de competencias y propiedades. Todavía perduran las dudas sobre si el empujón del Consell acabará teniendo efectividad real.

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