Ses Salines
Vecinos hartos de fiestas: «No queremos que la Colònia de Sant Jordi se convierta en la Playa de Palma»
«Nos molesta estar en nuestra casa los sábados y tener que escuchar la música", argumentan
La Colònia de Sant Jordi (ses Salines) es un clásico lugar de veraneo para los mallorquines, sobre todo para los que huyen de la canícula de Palma. Junto con localidades como sa Ràpita, en Campos, constituye un ejemplo de ese «veraneo típico mallorquín», de lugar apacible, donde relajarse en la playa y donde los niños pueden ir en bicicleta tranquilamente por la calle.
Pero algunos vecinos y veraneantes de la Colònia temen que esa realidad pueda cambiar si no se actúa contra lo que consideran excesos acústicos de locales y hoteles del lugar, en estos tiempos de verano en que proliferan tardeos y fiestas al aire libre, al compás de músicas estridentes.
«Nos molesta estar en nuestra casa los sábados y tener que escuchar la música. Sobre todo, nos da pena, porque un sitio de vacaciones tranquilo se va a acabar convirtiendo en la Playa de Palma», argumentan portavoces de la plataforma vecinal Prou renous a la Colònia de Sant Jordi, haciendo alusión al popular núcleo turístico palmesano, lleno de bares y locales de ocio.
«Turismo muy familiar»
Este grupo de residentes recuerda que la Colònia «siempre ha sido una zona muy tranquila para veranear, con presencia, sobre todo, de un turismo muy familiar». En los últimos años, sin embargo, afirman que las molestias por contaminación acústica «han sido continuas para los vecinos y para los visitantes que frecuentan la playa». La primera denuncia por estos hechos de la que tienen constancia data del año 2020. Recientemente, también se han producido quejas vecinales por fiestas en barcos hasta altas horas de la madrugada, como una celebrada el pasado mayo con una veintena de veleros anclados entre el puerto y la playa de es Dolç. La música a todo volumen que se podía escuchar en la primera línea del núcleo turístico.
La plataforma Prou renous a la Colònia defiende la necesidad de que se realicen sonometrías en los establecimientos que realizan estas fiestas al aire libre. En este sentido, el grupo vecinal recuerda que el ayuntamiento de ses Salines, antes de las elecciones, se comprometió a destinar una partida presupuestaria para que un ingeniero realizase sonometrías en caso de que fuese necesario.
Señalan que los tardeos empezaron en locales como el Cassai, y que después se trasladaron a un hotel rural de la misma compañía, en foravila. Recientemente, afirman, se ha añadido otro hotel, el Honukai, que organiza fiestas en el núcleo urbano.
El caso de sa Ràpita
En un contexto de masificación en la isla, han surgido voces en otras núcleos tradicionales costeros como sa Ràpita en defensa de conservar ese «veraneo típico mallorquín» en medio de una isla consagrada al turismo.
En el caso de esta localidad, la advertencia la ha formulado en los últimos meses la plataforma Protegim sa Ràpita, que se ha movilizado contra la posibilidad de que el tráfico que actualmente pasa por la carretera Ma-6021 —es decir, la que transcurre por primera línea — se desvíe hacia el interior del núcleo residencial, lo que, en su opinión, transformaría la idiosincrasia de la zona. Unos de los pocos núcleos costeros de la isla, aseguran, sin desarrollar desde el punto de vista turístico.
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