Lletra menuda

Obstáculos de la tardanza del tren

Llorenç Riera

Llorenç Riera

El Govern tiene la mala costumbre de divulgar algunos de sus proyectos equilibrando el deseo con la realidad, cuando, a la hora de la verdad, se desvelan inmaduros y plagados de imprecisiones. Es lo que esta ocurriendo con el enésimo anuncio, ahora un poco más serio en base a su dotación económica, de la recuperación del tren entre Manacor y Artà.

Es una vieja demanda cívica y municipal poliédrica que ha ido adquiriendo múltiples formas a lo largo del tiempo. La plataforma más conocida que sustenta la reivindicación está a punto de celebrar sus bodas de planta. La eterna espera del ahora también llamado tren de Llevant se ha convertido en su mayor trampa, con lo cual la recuperación se presenta plagada de obstáculos cuya resolución, sea cual sea, dejará descontento y ocasionará alguna protesta en tiempo electoral. Es el efecto de las demoras acumuladas.

El tren se olvidó de Artà, de hecho del recorrido entre Inca y esta población, en 1977. Volvió a Manacor en 2003 y desde entonces siempre se ha aspirado a recuperar todo el trazado primitivo. Mientras, la expansión urbana de Manacor ha anulado la vía y el Govern Bauzá reconvirtió el recorrido en itinerario peatonal y ciclista de gran éxito. Ahora se pretende compatibilizar esta vía verde con el restablecimiento de la línea, cómo si en el Llevant no existiera un extensa red de caminos para ejercitar piernas y pedales y, sobre todo, falta por resolver el recorrido urbano de Manacor y el modo en que se podrá enlazar con Cala Millor y Cala Rajada.

Ni siquiera en el largo tiempo de espera se han podido definir y solventar estas cuestiones tan complejas como irrenunciables.

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