Lletra menuda: Necesidad de ayuda y prevención

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Las inundaciones irrumpen cada otoño en Mallorca como si fueran una especie de lotería inversa. Esa que te trae los premios innecesarios del barrizal en casa y las pedreas del obstáculo y la inutilización de servicios en cualquier lugar.

Pero, ojo, que a esta lotería también se apuesta, aunque entendemos que de forma involuntaria o, cuando menos, inconsciente.

Los vecinos del edificio de Sa Corona en Montuïri han sido unos de los desafortunados por los aguaceros del viernes pasado. Llevan cuatro días sumidos en un barrizal en casa propia, siguen sacando agua del garaje y se ha agotado el generador que les daba electricidad sustitutoria.

El alcalde empatiza con su «rabia y desesperación» y ellos afianzan su sensación de abandono.

Montuïri es población de orografía dispar. Sa Corona está en la parte baja y junto a un torrente. Hoy se reprocha la falta de limpieza del cauce. Todos los factores eran propicios para que, si llovía de forma desproporcionada, saltara el accidente.

Lo visto y padecido estos días en el lugar es un nuevo testimonio, por si acaso faltara alguno, de que las inundaciones aleatorias, tanto en espacios privados como públicos, se están convirtiendo en una constante durante esta época del año en Mallorca.

En consecuencia, como está ocurriendo en Sant Llorenç, no queda más remedio que establecer sistema de respuesta y auxilio inmediato cuando se producen estos incidentes y, por otro lado, fijar elementos claros de prevención, lo cual pasa por examinar con detalle dónde y cómo se construye.

La naturaleza siempre impone su criterio y exige su espacio. Es una realidad que no se puede obviar.

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