El futuro del edificio del Forn de sa Pelleteria
Una familia mallorquina rechaza vender a extranjeros el edificio del antiguo Forn de Sa Pelleteria: "No es lo suyo que se queden todo el casco antiguo de Palma"
Miquel Pou heredó de sus abuelos el inmueble que acogió en su día el emblemático horno
Construirá ocho viviendas y mantendrá el local: «Lo ideal sería que fuera para un negocio de aquí»
«No sé cuántas personas han contactado con nosotros interesadas por el edificio. Todos extranjeros». Son palabras de Miquel Pou, nieto de una familia de Algaida propietaria del edificio cuya planta baja acogió hace más de una década el emblemático Forn de sa Pelleteria. «Heredamos la propiedad de mis abuelos. Desde entonces, hemos rechazado venderlo. Primero, por el valor sentimental, y segundo, porque no es lo suyo que los extranjeros se queden todo el casco antiguo de Palma», explica Pou.
Hace falta rehabilitar todo el edificio (incluido el local que acogió el horno, que la familia ha decidido mantener como negocio) y, según explica Pou, ahora están acometiendo una reforma para transformar el inmueble en ocho viviendas: «Son pisos pequeños, de entre 40 y 100 metros, con buenos acabados y suelo radiante, mucha iluminación y terrazas grandes, sin llegar a ser de lujo. También habrá una pequeña piscina comunitaria», detalla el heredero del edificio, que también es ingeniero industrial. «Yo mismo me he encargado del proyecto de ingeniería. El de arquitectura lo lleva Maria Ballester», señala. La idea es terminar la reforma («creemos que a finales del año que viene estará acabado», comenta Pou), destinar las ocho viviendas a alquiler, y después empezar con la reforma del local.
«Hemos dejado la obra del local [el que acogía el Forn de Sa Pelleteria] para el final porque no teníamos dinero para hacerlo todo a la vez. ¿Qué nos gustaría que hubiera? Lo ideal sería alquilarlo a un negocio de aquí, mallorquín», como añade el algaidí, aunque insiste en que «todavía no se sabe» y que de momento está centrado en rehabilitar las viviendas.
«Esta reforma nos ha costado años. Empezamos a hacer planos en 2016, el expediente de obra es de 2017 y la licencia la conseguimos en 2020. Claro que hubiera sido más fácil venderlo. Contactaron con nosotros y con la arquitecta muchísimos inversores interesados. Pero nos hemos negado», subraya Pou, que además insiste en la dificultad de acometer un proyecto de ingeniería sin equipo ni promotora detrás. «Es casi un reto personal», comenta el ingeniero de 36 años.
El emblemático edificio está ubicado en el número 8 de la calle Pelleteria, en la Calatrava, y en su día acogió el horno del panadero Miquel Pujol, que murió en febrero de 2014. El inmueble tiene algunas partes muy antiguas, que datan del siglo XIV. Pou y su familia toman la decisión a contracorriente en plena reconversión de una zona que sustituye los inmuebles ‘de toda la vida’ por hoteles boutique y viviendas de súperlujo de la mano de inversores extranjeros: «Sabemos lo que está pasando. Es uno de los motivos que nos han llevado a intentar que el patrimonio siga en manos de mallorquines».
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