Los grafiteros se ceban con las casetas de las floristas de la Rambla de Palma
Los floristas se quejan de la mala imagen que dan estas pintadas y que por mucho que limpien «reaparecen al día siguiente y nadie hace nada» // Emaya posibilita la limpieza de estos puestos con un «coste simbólico» de dos euros el metro cuadrado
Redacción
La primavera es una estación que suele estar marcada por la explosión de flores en todo su esplendor, sin embargo, en la Rambla la situación es diferente. Aquí, los grafitis han tomado el protagonismo y las flores han quedado relegadas a un segundo plano. Estos actos vandálicos han generado la indignación de los dueños de los puestos de flores, quienes luchan diariamente para mantener la estética de sus kioscos en medio de esta situación.
«Limpiamos cada día las puertas del kiosco pero dura así como mucho 24 horas, luego vuelta a empezar», explica Aida Oliver, la florista de Flors Natalia y Flores Mary, que está «indignada» con la situación de los grafitis.
Las casetas que albergan los puestos de flores en Palma han sido decoradas con diferentes dibujos a cargo de pintores profesionales, como parte de una iniciativa municipal destinada a realzar la estética de la zona. A pesar de los esfuerzos por embellecer estos espacios, algunos kioscos no han sido ajenos a la acción de grafiteros que han dañado su aspecto con sus pintadas.
«Es lamentable que no respeten las obras de otros, es una pena, porque los dibujos están hechos con mucho esfuerzo y no es justo que unos gamberros vengan y fastidien el trabajo de los demás» indica Oliver.
Respuesta de Emaya
Según explican desde Emaya, están dispuestos a prestar sus servicios de limpieza a los propietarios de los kioscos de flores por un precio «simbólico» de dos euros por metro cuadrado. Para ello, los dueños de los puestos deben hacer una solicitud formal para que se proceda a la limpieza.
A pesar de que el precio ofrecido por Emaya es bajo, varios floristas entrevistados se niegan a pagarlo. Marga Sastre, propietaria del kiosco Flors Marga, sostiene que debería ser un servicio gratuito y propone una solución para detener estos actos vandálicos: proporcionar un espacio designado para que los grafiteros puedan expresarse sin dañar la propiedad pública. «No solo los kioscos están pintados, si se mira alrededor, se ven muchas paredes con grafitis, es una verdadera lástima», lamenta Sastre. «El Ayuntamiento debería habilitar una zona para que estas personas puedan pintar sin molestar el mobiliario urbano», sugiere.
Kike Pérez, dueño de Kike Flowers, también coincide con la falta de control que hay. «Yo me dejo un dinero en ponerlo bonito y pintar y va y vienen y te lo estropean, no nos dan soluciones», afirma Pérez.
Sin embargo, en el caso de Flors Pep Lluís o Flors Mercé, llevan unos meses sin grafitis. «Parece que los grafiteros tienen preferencias y llevan unos meses pintando los mismo kioscos. Limpiar constantemente los grafitis es agotador y espero que esta tregua que han dado a nuestra caseta se mantenga», señala la florista de Flors Mercé.
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