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Actualizando los árboles

Contador de árboles.

Contador de árboles. / A.F.

Àngels Fermoselle Paterna

Publica el Diario de Mallorca del domingo que el útil contador de árboles de Palma, está fuera de servicio. Hace unas semanas que lo veíamos parado, como si se hubiera tomado un respiro por Navidad, aunque no era eso. Su problema, como casi todo hoy en día, era la falta de actualización digital. Cuando mi móvil hace cosas raras, siempre es ese el motivo. A mí me gusta andar algo desfasada, así que lo apago y reinicio a regañadientes. Parece que lo del pirulí contador de la plaza de España es más laborioso, no basta con apagar y volver a encender.

Nos explica Josep Capó que la empresa concesionaria del mantenimiento del cuenta-árboles, así como de las redes sociales y la web del departamento correspondiente, acabó su contrato. Habrá que ver cómo se apañarán ahora. Pero no sufran, se solucionará pronto: estamos en pleno sprint electoral y un elemento publicitario, a cuenta de nuestros bolsillos, no va a detenerse justamente ahora.

Este artilugio es el colmo de la positividad. Ha inventado una matemática distinta en la que la sustracción no existe, nada resta, todo suma. Pongamos que en la calle Ocells se plantan 19 árboles y se eliminan otros tantos, culpa de la edad o del vandalismo (falta de vigilancia), pues se corre 19 numeritos para arriba y se grita, «bote».

Si a través del contrato de alineaciones arbóreas, se cambian 30 árboles de la calle Miquel dels Sants Oliver, como se ha hecho, argumentando que por sus dimensiones y ubicación suponían un riesgo y no tenían perspectivas de crecimiento, pues se cambian. Y cuando nuestro entrañable cuenta-árboles regrese de sus vacaciones se pondrá como el Quico, venga a sumar. Albizia julibrissin o árbol de la seda, también llamado acacia de Constantinopla además de otro árbol de pequeño porte, Eugenia uniflora, son las nuevas especies que sustituyen a los anteriores ejemplares. Lo importante, y estoy de acuerdo, es que los alcorques no estén vacíos.

Pero si hablamos de árboles arrancados, lo que duele ahora en Palma es ver talar, del Paseo Marítimo, decenas de ejemplares que ya tenían portes espectaculares, pinos y eucaliptus entre otros, que parece ser no pueden evitar ser aniquilados porque la distribución del espacio para caminantes y coches se modifica sustancialmente a favor de los primeros. Quizás se debería haber estudiado más el proyecto y explicado aún mejor, y el golpe se hubiera podido reducir o paliar. Sufrir pérdidas, ahora, para mejorar después, dicen. Ya veremos el resultado. Sepan que el futuro y ecológico tranvía también tiene su cara «terminator» a lo largo de todo su recorrido; muchas desapariciones verdes tendrán que ver con él.

Mejoras con perjuicios, siempre pasa, no todo es blanco o es negro. Luego el arbolado será más numeroso, nos dicen. Espero que lo podamos disfrutar también quienes casi vimos plantar los anteriores y seguimos necesitando sombra.

Los árboles forman parte de un patrimonio colectivo. Su participación en el mantenimiento de la vida en la ciudad es polifacética, proporciona nutrientes a insectos y aves, además de contribuir a la reducción de la temperatura y del CO2. Y favorecen las lluvias, son bonitos, cambiantes y además dan alegría.

Es cierto que, a veces, hay que eliminar algunos o podarlos sustancialmente para ganar paisaje y espacio. A cambio, por cada uno que se quite, que se planten muchos más. Ese es el trato.

Mientras tanto que el cuenta-árboles no se excite en exceso. Mejor que aprenda también a restar y así lo que nos marque será más fiable. Ya que pagamos...

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