Las botas de Luis M.C.

M. Dolores Vázquez Rovira

Hubo una vez un montañero amigo que, con otros y conmigo, subió al Massanella, él con botas deportivas -es un decir- de tela roja.

-Para que me veáis a distancia, decía.

Era alguien de un grupo antiguo del que ya poco sé. Pero la vida sigue y la montaña está en su sitio.

Hoy, por ayer sábado 13 de agosto, leo que se llamaba Luis M.C. el excursionista que se tuvo un accidente mortal durante sus deberes semanales de entrenamiento con un grupo de amigos. Sóller, Fornalutx, Son Torrella y a caminar. Montaña brava, difícil, de atención continua que precisa de stop para admirar cuanto se ve desde ella. Desde el cielo arriba hasta la mar infinita del ayer despejado en dócil buen tiempo.

Ayer Luis hizo brillar con betún rojo sus botas de montañismo. Poco las pudo lucir por precipitarse al abismo profundo desde unos 900 metros de altitud hasta donde su cuerpo llegara con desenlace fatal. Joven de 33 años. Presidente de un nuevo club de montañismo: S, Esperdenya que ahora está de luto. Sus compañeros y amigos. Su pueblo. Su familia. Todos los que conocemos la montaña, yo por lo menos, quiero acompañar con botas rojas imaginarias cual flores de ese color a quienes intentaron llegar a él: Luis, junto a quienes le rescataron sin esquivar la dificultad.

No se pudo hacer nada. 

Caminó muy cerca del cielo pero un precipicio fatal tiñó sus botas rojas de clor negro.

Descanse en paz.