BOULEVARD

PP/Vox y Més quieren que los nativos vivan como refugiados, con baño y cocina común

Biden se solidariza con Alejandro Mayorkas, judío de origen mallorquín, y le encomienda la coordinación de la seguridad de su comunidad religiosa en Estados Unidos

Nitos es el restaurante favorito de Felipe VI en Palma. El Rey en persona le entregó esta placa de reconocimiento en agosto.

Nitos es el restaurante favorito de Felipe VI en Palma. El Rey en persona le entregó esta placa de reconocimiento en agosto. / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

Cumplida la derrota diaria de ser mallorquín (¿le pagan por escribir esto?), me solazo leyendo el Decreto Construye donde Quieras del Govern, un clásico de la literatura de terror. En la segunda página de esta obra de ficción (498992, BOIB), me sobrecoge «una nueva tipología» denominada eufemísticamente «alojamiento con espacios comunes compartidos». Es decir, un bloque con un cuarto de baño por planta, cocina para todos y alquiler por habitaciones. Un hogar peor que una pensión, igualito que la URSS de Stalin.

Según el benemérito Govern, hacer cola ante el único cuarto de baño para ducharse con extraños «permitirá la interrelación entre los diferentes usuarios de un inmueble», que solo abandonarán para trabajar de esclavos en las casas de verdad en los alrededores. Los mallorquines adquieren así el rango de refugiados en su propia isla, bajo el truco de las denominaciones en inglés que adjunta el Decreto, «coliving o cohousing».

Ya lanzado a la publicidad inmobiliaria, el Govern recuerda que su cosleeping o coprisoning ha triunfado «en otros países, entre grupos de jóvenes y de tercera edad». Acaba de suprimir a las familias de clase media que en teoría defiende. Los asilados mallorquines en su propia tierra se consolarán con la proposición no de ley presentada esta semana por Més. «El Parlament insta al Govern a desarrollar e impulsar la figura del alojamiento dotacional, en la figura del coliving con cesión de uso y una línea específica para empleados públicos desplazados a otra isla para cubrir necesidades sanitarias, docentes y de seguridad». El PSM copia textualmente a su admirado PP, que votó entusiasta este apartado, el partido de las camisetas verdes confina a los profesores en colegios mayores. Ya solo faltan los contenedores o los barracones para nativos.

PP/Vox y Més quieren que los nativos vivan comprimidos en su isla, con baño y cocina compartidos para encajar más mansiones de millonarios, tenga usted ecosoberanistas para esto. Sería interesante que los proponentes de condenar a sus semejantes a celdas de castigo especificaran cuántos metros tiene su residencia actual, como hace esta semana el mismísimo Toni Nadal en un exhibicionista y dilatado reportaje sobre su mansión de Portocristo, en la orilla opuesta de Rafael Nadal. En el palacete del entrenador te empotra el Govern un centenar de aborígenes «con espacios comunes compartidos».

Joe Biden pronunció el mejor discurso de su mandato el pasado miércoles, frente a los colectivos judíos. Al leerlo, se saltó el texto difundido para solidarizarse emotivo con Alejandro Mayorkas. El Secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos es judío sefardí, y su origen mallorquín no requiere mayor explicación. El presidente le encomendó a continuación «trabajar intensamente» para garantizar la tranquilidad de su comunidad religiosa. Nacido en La Habana, es el primer emigrante en ocupar el cargo, ahora en la dimensión de «identificar, prevenir y desmontar las amenazas emergentes» tras la matanza de Hamás.

El Ejército ha liberado manu militari la explanada del Born de las malditas terrazas, con la misma eficacia y determinación que en Perejil. Ojalá montaran un desfile cada semana. ¿Cuántos atropellados serán necesarios para que se subsane la isleta del semáforo de Portopí a pie de carretera, sin una mínima elevación protectora? En vez de mejorar la prevención, se ha eliminado la mínima plataforma que existía anteriormente.

Que rabien los chefs pretenciosos, porque el restaurante favorito de Felipe VI en Mallorca no se halla en Portals ni en el Portixol, sino en la modesta Plaza Gomila. El Rey lleva cuarenta años visitando Nitos junto a sus amigos, con una frecuencia de tres comidas en 2022 y dos en 2023. La devoción regia llega al extremo de que el autor del mejor pollo y croquetas del Mediterráneo exhibe la placa que el Rey en persona le entregó en agosto. «Gracias por tantos años de buenos pollos y por acogernos para tan buenos momentos. Te queremos Juan (Nitos) y familia. Los Pollos. Palma, agosto 2023». Casi puedo escuchar a un cocinero envidioso desenfundando su santoku para el harakiri.

Reflexión dominical pía: «La primera cláusula para garantizar la libertad religiosa consiste en no creer demasiado en la religión».

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