Terremoto en Marruecos

Comunidad marroquí en Mallorca: «Mi familia se salvó y ha pasado la noche en una estación»

La comunidad marroquí en Mallorca se encuentra «consternada» por el gran terremoto

«El edificio de una amiga mía en Marrakech se ha derrumbado», relata Rania

La familia de Abdellatif vivió la catástrofe en Marrakech.

La familia de Abdellatif vivió la catástrofe en Marrakech. / Manu Mielniezuk

Jordi Sánchez

Jordi Sánchez

«Estamos consternados y muy tristes, oraremos por ellos». Este es el sentir de la comunidad marroquí en Mallorca, que desde los 1.100 kilómetros que separan la isla de su tierra han visto y sentido los devastadores efectos de un terremoto que se ha cobrado más de 2.000 vidas.

Abdellatif, dueño de una peluquería ubicada en la calle Manacor, cuenta cómo su familia, residente en Marrakech, tuvo que abandonar su vivienda por seguridad. «Sobre las once se produjo la primera réplica, y ellos salieron corriendo fuera de casa para refugiarse. Todo el mundo estaba gritando y aterrado». Ante el temor de la población a nuevas réplicas y a más derrumbamientos, la mayoría pasaron toda la noche fuera de sus casas. La familia de Abdellatif, tal y como cuenta, «pasó la noche entera en una estación de tren». «Por suerte no les pasó nada», asegura.

Ya hace más de 20 años que reside en Mallorca, y asegura que nunca había vivido ninguna catástrofe como esta en su tierra. Notaron seísmos «como tres veces», y vieron cómo se derrumbaban los alminares de varias mezquitas, que son las grandes torres verticales que se erigen sobre ellas, así como parte de la muralla de la ciudad.

Algunos tuvieron suerte y, tal y como explicaron a este periódico, volaron horas antes de que sucediese la catástrofe. «Yo llegué justo ayer de visitar a mi familia. Por suerte están todos bien, pero tienen mucho miedo a que haya alguna réplica y más muertos», cuenta Nadim. Tomó el vuelo por la tarde, y al llegar a su casa, ya de noche, comenzó a recibir información y a enterarse de lo que estaba sucediendo. «Fue horrible».

Algunos otros, como Rania, viven la tragedia desde la distancia y sufren las pérdidas de los suyos. «Estamos consternados, muy tristes. El edificio en el que vivía mi amiga se ha derrumbado. Ella y su familia están bien, pero se han quedado sin nada», relata mientras intenta contenerse la emoción y aferrarse a la suerte que tuvieron su amiga y su familia.

«Es muy difícil de explicar la sensación que tuve», cuenta Ikram, una residente de Marrakech con la que este periódico ha podido tener contacto. «Todo empezó a las once y pico. Estaba con mi madre y lo de después, es muy difícil de explicar». El apartamento en el que reside se encuentra en una primera planta, por lo que al inicio del seísmo tuvieron una fácil escapatoria. «Salimos corriendo y todo el mundo estaba gritando y llorando. Nunca he experimentado algo así. Ya no volvimos a dormir», apunta.

Ikram destaca los destrozos causados en las zonas más rurales, a su vez las más afectadas, y comenta que allí «la situación es muy difícil». «No se habla de esa gente, la que realmente sufre. No tienen teléfonos ni conexión a internet. Ellos siguen asustados», explica.

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Su residencia se encuentra en una de las zonas de construcción más reciente de la ciudad, que han sido las que menos daños han recibido. «Los edificios más antiguos son los que han sufrido mucho más, aunque en mi zona el terremoto también destruyó cosas», confiesa.

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