Nelia Sánchez: «Los campus son el único momento social del verano para muchos niños con discapacidad»

Los jóvenes con necesidades encuentran muchas barreras para acceder a la oferta estival

Las madres miembros de la comisión de Inclusión y Derechos de FAPA. | G.BOSCH

Las madres miembros de la comisión de Inclusión y Derechos de FAPA. | G.BOSCH / m.f.r.

Mar Ferragut Rámiz

Mar Ferragut Rámiz

La desigualdad de oportunidades en la oferta de ocio estival no es solo económica: el acceso a los campus de verano para los niños con discapacidad (para muchos «el único momento social del verano») es una batalla de sus familias.

Así lo denuncia Nelia Sánchez, miembro de la junta de FAPA y presidenta de la Asociación de Familias de Pinyol Vermell (el centro educativo de ASPACE), que lamenta las trabas tanto en las opciones inclusivas como en las especializadas.

En 2019, cuando intentó que su hijo con parálisis cerebral fuera a la misma escuela de verano que su hermano se encontró con que la ley obliga a las entidades organizadoras a que contraten a una persona especializada para atender a cada niño que tenga más de un 65% de discapacidad. Y las entidades aseguran no tener capacidad para contratar a ese monitor. Sánchez batalló junto a otra madre y denunció públicamente la situación, logrando que Asuntos Sociales aprobara una subvención para cubrir el sueldo de estos monitores.

«Es fantástico, pero no es algo perfecto ni garantía de equidad, ya que son las familias las que tienen que buscar al monitor y adelantar el dinero, y eso no puede hacerlo todo el mundo», razona. Además, en la oferta de ocio estival ‘ordinaria’ no se exige que se adapten espacios ni actividades: «Haría falta un plan y garantizar metodologías flexibles, algo que ahora hacen algunas empresas pero otras no».

En los campus de los centros de educación especial el problema es que hay poca oferta, faltan plazas, los precios pueden dispararse hasta los 800 euros y algunos servicios necesarios no están garantizados. Ahora han conseguido que el IMAS aporte una solución de transporte para los niños de Pinyol Vermell, pero como todo, han tenido que batallarlo, cuando, recuerda Sánchez, el ocio y la socialización «es un derecho de todos los menores».

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