Tribunales

Una testigo denuncia el acoso a su discoteca de s'Arenal por no contratar a policías como vigilantes

La mujer, "amiga" de Cursach, asegura que el negocio fue sometido a inspecciones continuas "en hora punta" por negarse a pagar a los agentes

Marcos Ollés

Marcos Ollés

Una testigo ha asegurado hoy en el juicio del caso Cursach que su discoteca de s'Arenal sufrió inspecciones continuas "en hora punta" como represalia por negarse a contratar a policías como vigilantes de seguridad. La mujer, que ha dicho ser "amiga" de Cursach desde hace décadas, ha declarado sobre lo que le contó su marido, ya fallecido, acerca de la extorsión padecida por los agentes, "que exigían el triple de dinero" que un trabajador del gremio por esas funciones de vigilancia. La Fiscalía apunta en su escrito de conclusiones provisionales a Nicanor Góngora y Daniel Montesinos por esos hechos.

La mujer ha señalado que su marido regentó durante años una discoteca en la calle Cartago, entre los balnearios 2 y 3, durante 45 años. El local era propiedad de Bartolomé Cursach, que se lo había alquilado. La testigo ha explicado que en una ocasión les cerraron el establecimiento durante dos meses "por tener una caja de cerveza en la salida de emergencias", aunque ha asegurado que esta irregularidad era falsa. No ha podido precisar quién llevó a cabo la actuación que desembocó en esta clausura del negocio.

Según su versión, "los fines de semana venía la Policía a hacer inspecciones en hora punta". Además, los agentes se quedaban "en la puerta con la moto casi toda la noche", una circunstancia que perjudicaba gravemente a su negocio. "Nadie entra si ve a la Policía", ha señalado. La testigo ha indicado que su marido le contó, tiempo después, el motivo de estas inspecciones continuas. "Me dijo que los policías querían que los pusiera de guardias de seguridad por la noche y él se había negado", ha detallado. "Pedían el triple de dinero que un trabajador de seguridad y por eso se negó", ha añadido, vinculando las inspecciones a su negocio con esta negativa. En cambio, otros establecimientos cercanos en los que sí trabajaban policías como vigilantes nunca recibían inspecciones.

La mujer ha explicado que cuando acudió a declarar por estos hechos al juzgado dio los nombres de los agentes que le había dicho su marido, que ya había muerto por aquel entonces. Hoy en el juicio no ha facilitado estas identidades. Según consta en el escrito de la Fiscalía, se trataba de Nicanor Góngora y Daniel Montesinos. El ministerio público sostiene que el negocio de esta pareja sufrió una "presión extrema" tanto por la negativa a contratar a policías como por rechazar vender drogas a cuenta de ellos.

A preguntas del abogado de Cursach, la testigo ha desvinculado al empresario de esta extorsión de los agentes. "No había ningún interés de Cursach para que nos cerraran", ha asegurado. Antes de concluir su declaración, la mujer ha dicho: "Estoy hoy aquí en el nombre de mi marido y sobre la conciencia de algunas personas está su muerte".