Athletic Club-RCD Mallorca: La final de sus vidas

Los bermellones aspiran hoy a conquistar la segunda Copa del Rey de su historia con el apoyo de 21.000 aficionados en las gradas de La Cartuja ante un conjunto vasco que es favorito

Aguirre da instrucciones a sus jugadores en La Cartuja.

Aguirre da instrucciones a sus jugadores en La Cartuja. / Manu Mielniezuk

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

De los segundos no se acuerda nadie. Es una de las frases más usadas en el deporte y no siempre sirve para reflejar una realidad. Este Mallorca ya es eterno, es lo que ha conseguido por méritos propios haciendo soñar a una afición que necesitaba una ilusión de este calibre tras tantos años de pasarlo mal. Sin embargo, ahora toca rematar la faena.

Ganar la segunda Copa del Rey no es ninguna obligación, pero ninguno de los que saltará al césped hoy para medirse al Athletic Club se perdonará no haberlo intentado con todas sus fuerzas. En La Cartuja se disputa esta noche a las 22 horas (IB3 Televisió/TVE) la final de sus vidas, la final del Mundial, la final de la Champions y, sobre todo, el partido que siempre estará en sus cabezas. Porque la gran mayoría de los pupilos de Javier Aguirre no se han visto en una de estas en su carrera deportiva y, aunque el fútbol es imprevisible, quizá jamás volverán a tener esta oportunidad. Hoy no se juega un descenso, no habrá abucheos pase lo que pase, por lo que es una ocasión ideal para reivindicarse ante los ojos del panorama nacional e internacional y, además, darle el tercer título al club en sus 108 años de existencia, tras la Supercopa de España de 1998 y el torneo del KO de 2003.

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Manu Mielniezuk

El problema es que el rival es de los que infunde respeto de verdad, de los que necesita una gran alegría y que, además, tiene más argumentos futbolísticos. Pero también los tenían el Girona, en aquella mágica ronda de cuartos en Son Moix (3-2) y, por supuesto, la Real Sociedad en unas inolvidables semifinales que se decidieron en la tanda de penaltis. Más de veinte mil mallorquinistas estarán en las gradas apoyando, el mayor éxodo jamás visto, pero un número inferior que el de los vascos, que hasta en eso son superiores, a pesar del equitativo reparto de localidades. De hecho, se estima que cerca de 70.000 personas han llegado del País Vasco, pero mucho más de la mitad tendrá que seguir el choque desde una pantalla. No obstante, como dice el topicazo, el fútbol son once contra once y lo demás solo sirve para decorar.

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Manu Mielniezuk

Está por ver si Aguirre prepara alguna sorpresa, pero no es un duelo para experimentos. La duda reside en si otorga la confianza al indiscutible Valjent a pesar de haber estado un mes sin competir por una lesión, o apuesta por Nastasic, que está rindiendo a un nivel fabuloso. Con Greif en la portería, uno de los héroes de esta competición, todo apunta a que los laterales serán para Gio Gonzálezy Jaume Costa, aunque no es descartable que sea Lato, el único que ha ganado este torneo de la plantilla, el elegido. Raíllo y Copete parecen fijos como centrales, con el propio Valjent o Nastasic como tercer integrante. Todos ellos tendrán la misión de vigilar la velocidad de los hermanos Williams en los flancos y la puntería de Guruceta, más allá de todo lo que llega de segunda línea.

Samú Costa será el pivote defensivo, con Dani Rodríguez y Antonio Sánchez acompañándole para darle muchos kilómetros e intensidad a un Mallorca que debe ser aguerrido ante un adversario tan impetuoso. Y aunque Abdón Prats es el máximo goleador de la Copa del Rey, todo apunta a que será Larin el que acompañará a Muriqi en la delantera. Da la impresión de que serán los elegidos, aunque esto será un encuentro muy largo y el ariete de Artà, al igual que los Morlanes, Darder, Radonjic y compañía, también jugarán su papel en la reanudación.

Al Mallorca le interesa que el Athletic Club no encuentre espacios, que esté incómodo y con las líneas muy juntas. Es fundamental que no pueda aprovecharse de su gran velocidad, pero hay otros factores incontrolables e imprevisibles, sobre todo cuando el contrario tiene tanto talento. Los baleares deben sacar partido a su potencial a balón parado, por supuesto, y también a alguna de sus características llegadas que pueden ser rematadas por el kosovar.

El Athletic se siente con la obligación de volver a levantar el trofeo cuarenta años después, ya que fue en 1984 cuando lo logró por última vez. Y eso puede jugar a favor de los isleños, al que nadie le exige regresar a la isla con la Copa del Rey. Valverde apostará por su característico 4-2-3-1, con Julen Agirrezabala en la meta y no con su estrella Unai Simón. Más allá de las molestias físicas de Nico Williams, que jugará, y de Yeray, que estará en el banquillo, el preparador apostará por su once más habitual, con el ex bermellón Galarreta en el centro del campo. El balón dictará sentencia, como siempre, pero lo cierto es que esta final promete emociones fuertes.

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Sebastià Adrover