Fútbol. Copa del Rey.

Abdón y Raíllo, del barro a La Cartuja

El delantero y el central son los únicos supervivientes de la plantilla de Segunda B que inició la nueva era del Mallorca  

Raíllo le afeita el bigote a Abdón tras lograr el ascenso a Segunda División en Miranda de Ebro.

Raíllo le afeita el bigote a Abdón tras lograr el ascenso a Segunda División en Miranda de Ebro. / Manu Mielniezuk

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

Abdón Prats y Antonio Raíllo no son dos jugadores más del RCD Mallorca. El delantero de Artà, el 'bigote' más famoso de la isla, y el capitán, eterno líder de los bermellones, saben lo que es estar hundidos en una categoría no profesional del fútbol español como era la Segunda B (actual 1º RFEF). Siete años después, tras un vaivén de ascensos, descensos y permanencias milagrosas, ambos tienen en su mano cerrar el círculo proclamándose campeones de la Copa del Rey.

La historia de Raíllo con el Mallorca daría para muchas páginas. El central cordobés ha vivido una montaña rusa de sensaciones en estos años. Pasó de ser uno de los jugadores más odiados del plantel tras el descenso a lucir, hoy en día, el brazalete de capitán. Es el único que resiste en la plantilla tras el dramático descenso a Segunda B y, en consecuencia, el que más tiempo lleva en el club.

No se entiende la trayectoria del Mallorca sin Antonio Raíllo. Titular indiscutible para todos los entrenadores (Vicente Moreno, Luis García Plaza y ahora Javier Aguirre), ha sido una pieza indispensable en el centro de la defensa, tanto por su calidad como por su influencia en el resto de compañeros.

Abdón celebra el gol del ascenso ante el Deportivo de la Coruña junto a Dani Rodríguez y Raíllo.

Abdón celebra el gol del ascenso ante el Deportivo de la Coruña junto a Dani Rodríguez y Raíllo. / B. Ramon

El central, al que su impetuoso carácter le ha costado caro en algún momento, ha ido creciendo como futbolista en el Mallorca. El cambio a la defensa de cinco le sentó bien, teniendo menos espacio que cubrir y con capacidad para poder dirigir a sus compañeros en la zaga. Y más allá de su indudable calidad en defensa, siempre ha aportado en forma de goles. En especial a jugadas a balón parado, mostrando un gran poderío por alto.

Abdón, por su parte, representa al mallorquinismo de pura cepa. El atacante de Artà siempre ha tenido estrella y ha sido protagonista en los momentos más importantes de la historia reciente del Mallorca. Es un ídolo para la afición, que se rinde a sus pies en cada partido, y autor de goles tan importantes como el del ascenso ante el Deportivo de la Coruña o el de la victoria frente al Rayo Vallecano que sacó al Mallorca del descenso antes de la última jornada de Liga.

Abdón se besa el escudo tras marcar un gol la temporada pasada.

Abdón se besa el escudo tras marcar un gol la temporada pasada. / EP

Es uno de los futbolistas con menos participación de la plantilla, acostumbrado a salir como revulsivo desde el banquillo, pero su entrada al campo siempre supone una dosis de energía extra para sus compañeros. Esta temporada, sin embargo, ha gozado de más minutos que regularmente, siendo el pichichi del equipo en Copa del Rey con seis goles, empatado con cinco en Liga junto a Vedat Muriqi.

Ambos futbolistas han conseguido llevar el Mallorca a lo más alto del torneo y ahora solo les falta un paso más ante el Athletic para sumar un título y redondear una época que sería dorada en el club. Una Copa que, como ya avisó Raíllo, alzarían entre los dos. La gloria les espera en La Cartuja.