Agricultura en Mallorca: Este es el secreto para ahorrar agua en cultivos de viña y olivo

¿Se imaginan poder preguntar a una planta si tiene sed? Y es que conocer el estado hídrico de una plantación en cada momento es clave en la agricultura porque proporciona un control total, permite regar bien, ahorrar agua y, sobre todo, controlar y optimizar la calidad del fruto. Sin ninguna duda, en un contexto de cambio climático y de sequía, la agricultura de precisión es la gran aliada del sector primario. En este sentido, la empresa mallorquina Hydrostat ha creado un sensor pionero en el mundo del Agrotech que permite controlar el estado hídrico en los cultivos con el objetivo de reducir el consumo de agua en el regadío y mejorar la calidad del fruto con el riego deficitario controlado por esta aplicación. Y es que, por ejemplo, en cultivos como la viña o el olivo, las plantas tienen que pasar sed para que el fruto sea de calidad. El control del estrés hídrico es esencial. Precisamente su tecnología principalmente va dirigida al sector del vino y del aceite, aunque tienen experiencia también en otros cultivos leñosos como, por ejemplo, almendros.

 José M. Martí, geólogo y geofísico, es el CO-fundador y alma mater de Hydrostat. Explica que el sensor mide la sed que tienen las plantas. «Es una información de mucho interés por dos razones, una porque el agua escasea y otra porque permite controlar con precisión las necesidades de agua que tienen las plantas, lo que es de gran valor en la agricultura porque permite regar de manera perfecta. Eso conlleva un ahorro de agua y costes automáticos. Si las plantas están bien hidratadas no hace falta regarlas más. Por otro lado, hay muchos cultivos como la viña o el olivo que tienen que pasar sed para que el producto sea de calidad. Eso se llama riego deficitario controlado. Se sabe que cuando la viña tiene menos agua de la que necesita, concentra más azúcar en el fruto y eso es lo que le da, por ejemplo, la calidad al vino. Con el aceite ocurre igual, el olivo tiene que pasar sed para hacer una aceituna que concentre las grasas», desgrana el experto.

El geógrafo Amadeo Corbí es el COO de Hydrostat y explica que el sensor va colocado en el tronco de la viña. «Lo que hace es controlar las propiedades eléctricas de las plantas. Es sencillo, cuánto más húmeda está la planta, más electricidad pasa», concreta. Esta tecnología proporciona una información de la planta de manera continua para tener un control total. La información se envía a una aplicación en manos de los clientes. Así, Hydrostat permite «una gestión perfecta e inmediata del riego, optimizando el consumo de agua y garantizando la máxima calidad del producto final». Este monitoreo en tiempo real de las necesidades hídricas de la planta proporciona una información continua del valor de potencial hídrico de la planta, lo que permite planificar la cosecha y controlar la calidad del fruto, todo ello con un menor impacto sobre los recursos hídricos.

Comercialización

Hydrostat ya se está comercializando. ¿Y a quién puede interesar? Los expertos puntualizan que principalmente está dirigido al sector de la viña y del olivo. «Puede interesar a los agricultores que tienen mucha escasez de agua y, sobre todo, a aquellos que quieren hacer productos de calidad, que son los que se preocupan por controlar las características de los frutos con los que después hacen sus productos», razona Martí. De hecho, admiten que el sector ha respondido con «bastante interés» porque es una herramienta que se estaba esperando que apareciera. «Tener un sensor sencillo y práctico que informe fielmente de la sed que tienen las plantas es una necesidad del sector», defiende. Hydrostat además proporciona datos de humedad relativa, temperatura ambiente y hasta dispone de alarmas para cuando se dan las circunstancias propicias para posibles plagas. 

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Por su parte, Corbí puntualiza que las bodegas están «muy tecnificadas» en el momento de recibir el fruto, pero ahora dicho sensor podrá llevar la precisión al proceso de producción de la uva. De hecho, Hydrostat ahora se encuentra en plena fase de comercialización. Dicho sensor ya ha llegado a viñas de la isla, pero también al Penedès, Ribera del Duero y su próximo objetivo es aterrizar en La Rioja.

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