Lletra menuda: Justificación de lujo y la exclusividad

Llorenç Riera

Llorenç Riera

El proceso de lo que la propiedad ya admite como «reconstrucción» –por tanto ha habido destrucción previa– del hotel Formentor es de sobras conocido. Le faltan tres licencias municipales sobre hechos consumados, pero la campaña de imagen ya hace tiempo que está en marcha y ahora se inicia un ambicioso y apetecible proceso de selección de personal que busca poner la cualificación profesional al nivel de la máxima exigencia clientelar.

Es como si el lujo y la exclusividad, añadida a la pomposa denominación de Four Seasons Resort Mallorca at Formentor, fueran suficientes para anular todo proceso cuestionable y convertir en mieles los sinsabores irreversibles y la tolerancia evidente. El nuevo hotel Formentor será lo nunca visto, digno de admiración, inaccesible para el ciudadano medio y con un lujo capaz de enorgullecer a propios y extraños. Esta es la impresión que se impondrá porque en esta tierra las instituciones y la sociedad complaciente se decantan por la memoria de corta distancia y selectiva.

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