Lletra menuda

La empresa y el trabajo invertido

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Valía más no sacar la basura al portal y dejar al buen criterio del vecindario su forma de eliminación o reciclaje. El rigor y la seriedad atribuida por principio a las firmas alemanas se transforma, al menos por una vez, en desperdicio. Ocurre en el Raiguer y los alcaldes, aún reconociendo el engaño del que son objeto, lejos de exigir una reparación automática, optan por una posible solución de compromiso, nada garantizada, y conceden una semana de gracia al infractor delatado por los hechos. Son las ataduras de la complicidad imposible de admitir porque, insistimos, no se entiende que en septiembre pasado se firmara una concesión en precario a lo que hoy es Prezero y que ha acabado arrojando más basura sobre lo que debería ser una pulcra y moderna recogida de residuos sólidos urbanos.

La broma, de momento, cuesta 40.000 euros por incineración evitable a los nueve municipios perjudicados. Por supuesto, quieren cargarlos a la empresa que hace cóctel de desechos en vez de separación, más otros 20.000 por incumplimiento de contrato, pero ¿los cobrarán?. Dudas hay al respeto desde el momento en que se abona a la ligera un servicio a precio de medios móviles de última generación cuando en realidad se realiza con verdaderas tartanas.

En fin, estamos ante la inversión de conceptos empresariales y laborales, porque quienes deberían recoger y seleccionar la basura se dedican a escamparla. Persisten incluso unos problemas que parecían eliminados con el convenio colectivo. En Santa Margalida se anuncia huelga precisamente porque los trabajadores consideran que se bloquean normas y salarios dependientes del acuerdo alcanzado.

Suscríbete para seguir leyendo