Lletra menuda
El resultado de las molestias necesarias
Cuando, hace un mes, se cerró el túnel de Son Vic, los transportistas y conductores particulares que habitualmente se sirven de él y no digamos a los vecinos de Paguera, tuvieron el desánimo de afrontar un periodo de trabas y perjuicios. Sin duda alguna las ha habido aunque probablemente no hayan sido del grueso que auguraban los hoteleros porque la luz, aunque tenue, reaparece antes de Semana Santa.
Hoy vuelve a abrirse el túnel en una de sus dos direcciones y habrá que admitir que el paso subterráneo y sus usuarios están mejor que hace un mes.
Se han corregido las mayores deficiencias estructurales y se ha avanzado en seguridad y modernización. Queda por delante una tregua veraniega antes de que las obras emprendan su recta final con el alivio de que durarán la mitad del tiempo previsto, tres meses.
El túnel de Son Vic es un ejemplo más de la necesidad de renovar infraestructuras y de la presión humana y de movilidad que pesa sobre Mallorca. La isla perfecta y cómoda no existe.
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