Cae el número de pateras, pero crecen las llegadas de menores extranjeros no acompañados en Baleares

En las dos semanas que quedan de año las cifras pueden aumentar, pero si no hay cambios 2023 cerrará habiendo arribado a Baleares desde Argelia casi mil migrantes menos que en 2022  

Por otro lado en Mallorca ha crecido un 40% el número de niños y jóvenes que llegan sin acompañante

Imagen de octubre del cuartel de Son Tous cuando había más de 40 embarcaciones esperando a ser destruidas.

Imagen de octubre del cuartel de Son Tous cuando había más de 40 embarcaciones esperando a ser destruidas. / B.A.

Mar Ferragut Rámiz

Mar Ferragut Rámiz

El 18 de diciembre es el Día Internacional de la Persona Migrante y, a falta de dos semanas para que se acabe 2023, las cifras disponibles hasta la fecha muestran que este año han llegado a las costas baleares menos pateras con personas inmigrantes a bordo que en 2022, pero en cambio, ha aumentado el número de menores no acompañados llegados por esta vía.

Este año más de 1.700 personas han conseguido llegar a las costas de Balears poniendo su vida en riesgo en un centenar de pateras, frente a las cifras con las que el archipiélago cerró el 2022 cuando se detectaron 176 embarcaciones y 2.637 personas.

Desde 2019, el crecimiento ha sido ininterrumpido y con incrementos notables de llegadas de un periodo a otro (de un año a otro el aumento podía ser de un millar de personas más), pero en 2022 el ritmo de crecimiento fue menor y este 2023 directamente ha caído (siempre a la espera de lo que pueda pasar en estas dos semanas que quedan antes de que acabe el año: el año pasado también parecía que se iba a cerrar con un descenso de arribadas y en apenas tres días diciembre, en los que el tiempo fue muy benigno, llegaron hasta 16 embarcaciones).

En estos años al alza, las autoridades responsables han visto cómo cambiaban los perfiles de los migrantes: la mayoría de los que vienen en patera siguen siendo argelinos, pero se ha empezado a detectar mayor presencia de otros países subsaharianos y mayor diversidad de nacionalidades. También hay un cambio generacional: llegan personas más jóvenes, algunas familias completas y cada vez más menores no acompañados.

Las cifras del Consell, quien se hace responsable de estos niños y jóvenes, lo certifican. Entre 2022 y 2023 han desembarcado en Mallorca un 42% más de niños, niñas y adolescentes migrantes sin el acompañamiento de un familiar directo (o NNAMNA, según la denominación que se recomienda usar ahora en vez de ‘mena’, cuya utilización se desaconseja al arrastrar un estigma negativo).

Este año a Mallorca han llegado de forma irregular y jugándose la vida en el mar 1.240 personas, de las cuales 160 eran niños y jóvenes no acompañados. En 2022 fueron 112 (cifra en la que no entran los 81 menores ucranianos que aterrizaron en la isla sin acompañante huyendo de la guerra). Según los datos del Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) en un plazo de seis años el número de menores no acompañados llegados por la ruta argelina ha aumentado un 124%.

Muchos de estos jóvenes son acogidos en algunos de los nueve centros específicos que tiene el IMAS para ellos (son en general instalaciones pequeñas, con entre cinco y 14 plazas, salvo uno en Palma que puede albergar a una veintena de menores).

A pesar de la existencia de estos recursos residenciales específicos (y de que el Consell tiene presupuestado abrir otro el próximo año), la tendencia por la que está apostando el organismo insular «para favorecer su integración» es derivarlos a centros ‘ordinarios’ de protección (con un tratamiento diferenciado, eso sí). Se intenta potenciar que sean acogidos por familias de su misma cultura y lugar de origen, pero este programa (el ACOTE) es aún residual, con apenas cinco menores acogidos.

Normalmente esta red basta, pero la situación puede desbordarse si se concentra un pico de llegadas de barcas: en noviembre llegaron por mar 68 migrantes en 48 horas y el IMAS tuvo que ubicar temporalmente en la residencia de La Bonanova a una decena de menores no acompañados.

"Un reto" para el servicio de Infancia y Familia

La atención a este grupo de niños y adolescentes ha supuesto «un reto» para el servicio de Infancia y Familia, según figura en la Guía de Intervención con la Infancia Migrada editada este año, en el que se recogen criterios de intervención, protocolos y reflexiones.

El documento analiza datos de los últimos años, que muestran entre otras cosas que apenas llegan chicas no acompañadas, predominan los varones. También se ven las variaciones de la nacionalidades: la mitad son naturales de Argelia y hasta el año 2020 Marruecos era el segundo origen más frecuente (un 15%) pero, a partir del 2021, la República de Guinea ha pasado a ocupar este segundo lugar con un 30% de las entradas, seguido a cierta distancia por otros países subsaharianos como Benin, Malí, Costa de Marfil, Senegal, Ghana y Liberia.

El anverso de las cifras: los que no consiguen llegar

Cabe no olvidar el anverso de estas cifras de llegadas de pateras: los que no consiguen llegar. El colectivo Caminando Fronteras ha contabilizado 1.583 víctimas mortales en esta ruta entre 2018 y 2022 . En el caso de los niños, las muerte se duplicaron los primeros seis meses de 2023 respecto a 2022: según Unicef en este periodo perdieron la vida 289 niños que viajaban en patera desde Argelia, once a la semana.  

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