Decano de la facultad de Educación de la UIB

Miquel Oliver: «La crisis docente ya se da en otros países, aquí estamos en el inicio y el desastre será grande»

El experto considera que «ser docente siempre ha sido difícil, pero ahora más»

Miquel Oliver, decano de la facultad de Educación.

Miquel Oliver, decano de la facultad de Educación. / Manu Mielniezuk

Mar Ferragut Rámiz

Mar Ferragut Rámiz

A Miquel Oliver, decano de la facultad de Educación de la UIB, no le han pillado por sorpresa los indicadores sobre la frustración y hartazgo de los profesores, según ha puesto sobre la mesa el último estudio de la Fundación SM, que entre otras cosas señala que la mitad de los profesionales de la enseñanza se plantean dejar la profesión.

El experto en formación docente señala que hace años que este fenómeno ya se está produciendo en otros países, tal como muestra la investigación internacional, y que aquí estamos «en el inicio. Si no se actúa, advierte, «el desastre será grande».

En la docencia «ha habido y sigue habiendo» excelentes profesionales (también en Secundaria, subraya) , pero «la sociedad y los escenarios educativos han cambiado tanto que las condiciones para conseguir una profesionalización óptima no se están cumpliendo», considera.

¿Qué hacen los países que van bien encaminados para frenar esta crisis? Se requiere una solución global que implica muchas variables, indica Oliver, que empieza por destacar la necesidad de crear «buenas condiciones para la profesionalización, con excelentes equipos docentes cohesionados y estables para afrontar las dificultades actuales de la educación». Ve necesario un «trabajo común en un proyecto común propio y pactado entre todos» y para ello ve necesario que los centros tengan más margen de maniobra para confeccionar sus equipos.

«Ser docente siempre ha sido difícil, pero ahora más», considera el decano, que apunta por ejemplo a la heterogeneidad del alumnado y a que la educación ha de competir o acompañar a los menores a «los bombardeos» a los están expuestos con los móviles, el porno, o la IA... La educación «no se ha sabido adaptar a las necesidades de la sociedad actual», considera, pese a que en Balears «hay una buena salud de transformación educativa».

En general, él percibe que los profesores están poco motivados, asumen mucha burocracia, necesitan más tiempo para coordinarse y sienten que la Administración ha sido «paternalista» y no confía en ellos.

Desde su facultad hace años que están replanteando la formación inicial, empezando por cribar a quienes acceden a Magisterio con pruebas específicas: «Antes se presentaban unos 1.200 aspirantes, ahora unos 600, la mitad ya se autodescartan y estamos empezando a ver que los resultados están mejorando de forma notable».