Una ola de compromiso con el Mediterráneo

El Club Diario de Mallorca organizó una jornada de concienciación con el patrocinio de Aena y Estrella Damm | La actividad complementa el Foro Mare Nostrum que se celebra el 21 de septiembre

Foto de familia de todos los participantes en la jornada junto con los monitores de Observadores del Mar, MARE y Clean Wave Education.

Foto de familia de todos los participantes en la jornada junto con los monitores de Observadores del Mar, MARE y Clean Wave Education. / MANU MIELNIEZUK

Maria López

Maria López

Tomar conciencia del estado de nuestro mar, apreciar su biodiversidad y entender la necesidad de mantenerlo limpio. Estas fueron algunas de las conclusiones a las que llegaron los participantes en la actividad de concienciación Mare Nostrum celebrada en la mañana de ayer en la playa de Santa Ponça. 

Organizada por Club Diario de Mallorca con el patrocinio de Aena y Estrella Damm; y la colaboración de Observadores del Mar, MARE y Clean Wave Education, esta propuesta complementa el Foro Mare Nostrum que se celebrará el próximo jueves 21 de septiembre en la sede del Club, con la participación de diversos expertos. El evento se convoca para responder a la necesidad de informar, concienciar y sensibilizar sobre la situación del entorno marino y la exigencia de protegerlo.

María Jesús Riera, coordinadora de Club Diario de Mallorca, estuvo pendiente de todos los detalles para que la jornada fuera un éxito. Una veintena de participantes pasaron por los dos talleres propuestos. De un lado, el muestreo de microplásticos y de otro el de snorkel y fotografía submarina. De la mano de Sandra Espeja, miembro de Observadores del Mar, y de Luz Fernández y Virginia Dugo, pertenecientes a Clean Wave Education, los asistentes realizaron una actividad de muestreo en la arena para detectar la presencia de microplásticos.

Ciencia ciudadana

«Observadores del Mar es la plataforma de ciencia ciudana marina del CSIC y Microplastic Watchers es uno de nuestros 17 proyectos», explicó Sandra Espeja. Con Microplastic Watchers, el objetivo es realizar muestreos para conocer el impacto de los microplásticos. «La ciencia ciudadana», continuó Espeja, «tiene como objetivo conectar a la gente con el proceso científico e involucralos en la creación de conocimiento». 

Además de participar en el proceso científico, los asistentes a la jornada regresaron a casa con un buen número de ideas para reducir el uso de pláticos, pero también con cierta frustración al ver que «la gente es poco cívica, deberían llevarse la basura que generan», tal y como afirmó Gustavo Vaca. Por su parte Carolina Silva reconoció el valor de este tipo de acciones ya que «sirven para concienciar, te das cuenta de que hay mucha polución, lo ves y te impacta más». Tanto Gustavo como Carolina formaban parte de un grupo de empleados del hotel Kimpton Aysla Mallorca que quisieron participar de forma activa en la jornada. «Cuando abrimos un nuevo hotel, nos gusta colaborar con el entorno y formar parte de la comunidad», explicó Maripi Villarejo Además de aportar voluntarios, el hotel Kimpton Aysla Mallorca ofreció a todos los participantes un catering con el que pudieron reponer fuerzas. Villarejo asistió a la jornada con su hemana Luna (12 años), que se mostró convencida de la necesidad de «cuidar las playas, reciclar y tener cuidado a la hora de no ensuciar».

Desafortunadamente, la búsqueda dio sus frutos de forma inmediata: pellets de plásticos, restos de todo tipo de envases y colillas, muchas colillas, fueron recogidas y clasificadas por los voluntarios, siguiendo las instrucciones de las monitoras. Poniendo un mínimo de empeño por parte de los voluntarios, la arena mostraba los colores de sus invasores plásticos: rojo, amarillo, azul.

Clara Ripoll, 9 años, fue una de las participantes más jóvenes. Tal y como explicó Jaime, su padre, «buceamos mucho y siempre recogemos los plásticos que encontramos». Clara se entregó con entusiasmo al análisis de la arena buscando con lupa los microplásticos que después fue clasificando según las pautas indicadas.

Como profesor de biología Jaime Ripoll apuntó que participar en el taller le daría ideas para sus clases. No fue el único docente de esta materia entre los asistentes a la jornada. Las profesoras Mónica López del Álamo y Francisca Picornell también se mostraron interesadas en realizar alguno de los talleres con sus alumnos. Tras participar en la actividad de snorkel y fotografía submarina, Mónica y Francisca destacaron la labor de los monitores y celebraron haber aprendido que la posidonia no es la única planta fanerógama marina que podemos encontrar en nuestros fondos marinos.

Explosión de vida

Plásticos, envases, colillas... pero también peces, crustáceos, holoturias, aves y posidonia. El taller de snorkel y fotografía submarina sirvió para mostrar que «no todo está perdido», tal y como resumió Mónica López del Álamo. «Santa Ponça es un lugar muy interesante para realizar la actividad porque es una playa muy antropizada, a la que acude mucha gente, pero también está dentro de la zona de protección de la reserva marina del Toro», explicó Abraham Calero desde MARE Certamen Audiovisual para la Conservación del Mar Balear. Calero dirigió la actividad de snorkel haciendo notar a los asistentes las peculiaridades de la zona de costa elegida: «Está el torrente en cuya desembocadura hay una explosión de vida, pero también de plásticos. Veremos la convivencia de los dos mundos, con especies acostumbradas a la presencia humana, como las obladas, lisas o salpas; y otras propias de la reserva como doradas, lubinas, palometas o dentones. Veremos cardúmenes de pequeños peces y cormoranes que acuden para comérselos». Calero también mencionó la existencia de dos colonias de patos estables en la zona, y señaló un ejemplar de gaviota de Audouin:«Estuvieron a punto de extinguirse hasta que empezaron a alimentarse en los vertederos».

Otro de los punto interesantes señalados por Calero fue el arrecife formado por la posidonia y otras plantas fanerógamas marinas como la zostera. «Este arrecife» explicó Calero, «provoca un cambio de profundidad importante. Recomiendo que no lo piséis para no dañarlo», advirtió. 

Tras la explicaciones, los voluntarios se adentraron en el mar con las cámaras submarinas facilitadas por la organización para comprobar que la vida sigue abriéndose paso en el Mediterráneo, pero que es preciso conocerla y protegerla.