Alumnas mallorquinas en Oxford y Cambridge: «Se fijan en todo lo que haces, hasta lo que lees fuera de clase»

Paula y Belén han pasado un proceso de más de un año de duración para conseguir acceder a dos de las mejores universidades del mundo

Estudiarán Matemáticas y Filosofía y ‘Land Economy’

Dos mallorquinas con destino Oxford y Cambridge

M. Mielniezuk

Jordi Sánchez

Jordi Sánchez

Acceder a cualquier estudio universitario requiere de una gran preparación y esfuerzo. No es una tarea fácil. La constancia, la presión, las notas de acceso, hacen que para muchos el camino se vuelva tortuoso. De este modo, cuando se habla de acceder a un estudio superior en universidades como Oxford y Cambridge, la hazaña se convierte ya en un imposible para muchos. Menos para Belén Escarrer y Paula Tornila, dos estudiantes del Queens College que, a sus 17 y 18 años respectivamente, han logrado obtener una plaza en dos de las universidades más prestigiosas del mundo.

Belén se formará en Land Economy en la University of Cambridge, mientras que Paula estudiará Matemáticas y Filosofía en la University of Oxford, convirtiéndose en la primera estudiante europea en cursar la carrera en los últimos tres años. Tras más de un año de trámites, entrevistas, mucha dedicación y mucho nerviosismo, en menos de un mes comenzarán a cursar sus estudios en dos de las mejores facultades del planeta.

Hace un año iniciaron el proceso de admisión. Las tramitaciones para este tipo de centros de alto nivel son «largas», tal y como explica Belén. «A estas universidades puede aplicar cualquier persona, pero en el momento que lo haces ya empiezan a fijarse en tus notas anteriores y en la progresión que tendrás», cuenta Paula, asegurando que la exigencia para lograr estas plazas es máxima. «Se fijan en todo, hasta en lo que haces fuera de clase. Si lees más acerca del temario, si tienes proyectos personales, inquietudes, etc.». Tal y como ambas relatan, estuvieron más de dos meses para redactar una carta de presentación, en la que «cada palabra contaba».

En dicha carta, por ejemplo, deben ofrecer su punto de vista sobre algunas lecturas que hayan hecho o desarrollar el por qué deberían ser las elegidas.

Paula y Belén en el Queens College, donde se formaron para poder acceder a sus nuevos estudios. |  MANU MIELNIEZUK

Paula y Belén en el Queens College, donde se formaron para poder acceder a sus nuevos estudios. / Manu Mielniezuk

En el caso de Paula, durante el inicio del pasado curso, en el que ella hacía segundo de bachiller, asegura que tuvo que priorizar el examen de admisión para Oxford sobre sus estudios ordinarios: «Al principio aplacé mucho las clases. En vez de repasar mi temario me preparaba el examen de admisión. No se podía hacer todo a la vez». Y, una vez superan la prueba de admisión, deben mantener el nivel de sus notas, ya que las universidades requieren a los centros donde están formándose unas notas predictivas que deben alcanzar sí o sí. «Yo conocí a un chico que había pasado varias fases, y, al no conseguir las notas, al final no pudo entrar», apunta Belén.

Jordi Tornila, director del Queens College, cuenta que ambas alumnas hicieron durante su bachiller más temario y asignaturas de las que realmente les tocaban como muestra de su implicación para tratar de conseguir una plaza. «La mayoría de la gente en el sistema inglés hace tres asignaturas, y una pequeña minoría hace cuatro. Ellas en este caso han hecho cinco».

Tornila destaca la importancia de la constancia y dedicación de las alumnas, resaltando que compiten contra los países asiáticos, que en muchos casos suelen copar la mayoría de plazas en estas universidades. «Allí las familias pagarán antes unos estudios a su hijo o hija para que les mantengan antes que comprarse un piso. La competencia con gente tan preparada es algo complicado, por eso se tiene que tratar siempre de ofrecer algo más».

Tanto Paula como Belén aseguran no haberse privado de mucha vida social durante estos últimos meses, aunque el proceso en su totalidad sea duro. «Cuando había que ponerse a lo mejor estudiábamos 12 horas al día», cuenta Belén, mientras Paula puntualiza que su examen de admisión el año pasado fue tres días antes de Halloween, cita que no quiso perderse. «Si lo planeas con tiempo se puede hacer. Yo al final pude salir».

En un proceso de selección tan minucioso, cada detalle cuenta. «Al final es una preparación que llevas haciendo toda tu vida», destaca Belén. Ella ya hizo más asignaturas de las que estaban estipuladas durante la educación secundaria, dentro del sistema anglosajón, y cuenta que además ya daba clases de francés y alemán después del colegio. «A veces dábamos esas clases hasta en los patios porque no teníamos más tiempo», confiesa. Paula, por su parte, ya empezó desde bien pequeña a estudiar alemán por cuenta propia, sabiendo que en un futuro esto podría ser un punto a favor a la hora de entrar en este tipo de centros.

Ambas han podido visitar las universidades y sus correspondientes College, espacios en los que se alojarán y donde se lleva a cabo la mayoría de la vida universitaria. «Tienen 400 o 500 años, son edificios muy impactantes», explica el director del centro, quien también ha visitado Oxford y Cambridge. «Es como una residencia, pero tienes mucho más cosas, como los campeonatos de remo», explicaban emocionadas las estudiantes. Las clases se imparten en departamentos separados, a los que acuden alumnos de todos los College de la universidad. «En el College de Paula vivió J. R. R. Tolkien, el autor de El Señor de los Anillos», resalta Tornila.

Sus expectativas son a corto plazo, y todavía es pronto para mirar más allá, una vez terminadas sus respectivas carreras. «Me apetece mucho estudiar de momento, no pienso todavía en el trabajo», confiesa Paula, quien comparte la misma visión que Belén: «Elegí una carrera en la que se da un poco de todo, y eso me viene bien porque todavía no sé qué quiero hacer después. Probablemente me siga educando después».

El nerviosismo y la ansiedad las va invadiendo día tras día a medida que se acerca el momento de irse, de emprender esta nueva etapa en sus vidas. Sin embargo, han decidido enfrentar estos sentimientos con determinación y valentía, dispuestas a dar lo mejor de sí mismas en esta nueva aventura académica que están por comenzar. Ya se están poniendo al día con las lecturas que las universidades recomiendan a sus alumnos una vez han sido seleccionados. Están inmersas en un mar de conocimiento, absorbiendo cada palabra, cada concepto, ávidas de aprender y crecer intelectualmente. Los libros se convierten en sus compañeros más cercanos, en sus guías en este viaje hacia el saber.

Para ellas, el trabajo no ha hecho más que empezar. Aunque lo más importante ya lo han cumplido, saben que ahora comienza una nueva etapa llena de desafíos y responsabilidades. Se preparan mentalmente para enfrentar largas horas de estudio, proyectos exigentes y evaluaciones que pondrán a prueba su nivel de preparación, pero que resultarán en una gran experiencia única e inolvidable.

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