Fútbol. Primera División.

Un Mallorca incapaz cae ante el Atlético de Madrid

Los bermellones ofrecen una de sus peores versiones del curso y caen con justicia ante un conjunto colchonero al que le bastó el gol de Riquelme en el minuto 4

El descenso se mantiene a seis puntos tras la derrota del Cádiz ante el Real Madrid

Muriqi intenta rematar tras un choque con Oblak.

Muriqi intenta rematar tras un choque con Oblak. / DM

Redacción

El RCD Mallorca necesita que termine ya la temporada. En un ejercicio de noventa minutos de incapacidad y aburrimiento, los bermellones han caído por la mínima ante un Atlético de Madrid (0-1) que ha ganado casi sin querer gracias a un gran gol de Rodrigo Riquelme a los cuatro minutos de juego. Lo mejor de la noche ha sido que la distancia con el descenso se mantiene en seis puntos cuando solo quedan doce gracias a la derrota del Cádiz en el Santiago Bernabéu.

Es complicado recordar un peor partido en los últimos tiempos que el que ha realizado el conjunto mallorquinista, y eso que este curso ha dejado unos cuantos para la galería. Sin capacidad de reacción, sin ideas al tener al balón y con un déficit de creación de fútbol ofensivo que ya no se sabe si es cuestión de jugadores o de sistema. Futbolistas como Maffeo, Dani o Muriqi están lejísimos de su mejor versión y el equipo lo está acusando en las últimas semanas, aunque por suerte el reloj corre a su favor.

La primera parte del Mallorca es difícil de catalogar, moviéndose entre el horror para el espectador bermellón y la impotencia para los futbolistas ante un Atlético de Madrid totalmente dominador de la situación y cómodo como nunca a domicilio.

Aguirre, cuya continuidad el próximo curso en días como el de hoy reabre el debate, ha ofrecido un once distinto a lo que venía acostumbrando últimamente, apostando de nuevo por dos delanteros. La idea ha durado cuatro minutos, lo que ha tardado Rodrigo Riquelme en aprovechar un despeje deficiente de Nastasic para con un regate dejar como estatuas a Maffeo y Dani Rodríguez y provocar que Rajkovic, parado, viese como entraba su disparo.

Un castigo a la indolencia que habían mostrado en tan solo tres minutos. El Atlético tenía muy claro su plan: líneas juntas y darle la pelota al Mallorca. Conscientes de que este equipo es plano con la pelota en los pies, sin ideas para romper una defensa bien plantada más allá de centros imposibles y sin un solo jugador con personalidad para intentar superar una línea, su objetivo les ha salido a la perfección.

La posesión era para los bermellones, pero no sabían qué hacer con ella. Ni Mascarell, ni Darder ni Dani conseguían enlazar cuatro pases seguidos, acabando siempre el balón tanto en Maffeo como en Lato para acabar regresando al punto de origen en una sucesión de posesiones tediosas que, en el mejor de los casos, acababan en una recuperación de los colchoneros.

Hermoso, con un disparo al palo en el minuto 29, a punto ha estado de cerrar el partido porque, viendo lo que se veía en el campo, pensar en una reacción era algo imposible. Oblak, disfrutando de 45 minutos tranquilos, tan solo ha tenido que blocar un tímido remate peinado de Muriqi en la que ha sido la única 'ocasión' para los de Aguirre.

Lo mejor al descanso es que peor no se podía jugar. Ha costado entender la actitud y la falta de ambición, por mucho que saltaran al campo con la derrota del Cádiz, en ir a por una victoria que al fin cerraría la permanencia.

La segunda parte arrancaba de igual manera, con un Atlético que cedía el protagonismo y que, tras un error clamoroso de Raíllo en la salida, perdonaba el segundo con un mal remate de Llorente. La defensa de cinco, visto el partido, sobraba y se hacía necesaria mayor presencia en el centro del campo, que estaba evitando intentar sorprender por dentro. Darder, con un remate de volea que despejaba Oblak con una gran estirada, despertaba del letargo a los más de veinte mil aficionados en Son Moix. La entrada en el 61 de Morlanes por Maffeo parecía modificar el esquema, pero era Dani el que se colocaba de carrilero.

Lo que quedaba claro es que o el Mallorca se encontraba con un momento de fortuna o de nuevo los puntos volarían de nuevo de Son Moix. En el 75, la entrada de Gio y Radonjic al fin modificaba el sistema, pero poco o nada había que hacer ya. Javi Llabrés, que llevaba nueve jornadas sin jugar, era la última carta que empleaba Aguirre.

Pero absolutamente nada ha cambiado y el Mallorca ha enlazado su sexto partido sin ganar. Por suerte, el fin de la temporada está al caer y, salvo debacle, la permanencia llegará tarde o temprano. Pero la sensación es que el equipo se está cayendo tanto física como mentalmente y debe agradecerse el hecho de que en tres semanas todo habrá llegado a su fin.