El forense sostiene que el anciano de Porreres que disparó contra el asaltante de su casa sufrió un trastorno mental transitorio

El médico mantiene que no tenía otra capacidad de responder de otra manera ante el asalto a su domicilio

El forense justifica la reacción que tuvo el anciano de Porreres al disparar al ladrón

El forense justifica la reacción que tuvo el anciano de Porreres al disparar al ladrón / B.RAMON

Pau Rigo, el anciano de Porreres que disparó y mató a un ladrón que entró en su casa a robar, sufrió un trastorno mental transitorio, derivado de una situación de miedo. Así lo ha afirmado hoy el forense Javier Alarcón, que defiende que a este hombre no se le puede condenar por un delito de homicidio, debido a la situación de pánico que sufrió durante el atraco, que era la repetición de otro robo con violencia que ya había sufrido tres meses antes en su propio domicilio. “No tenía capacidad para responder de otra manera. La única posibilidad que tenía para defenderse era coger la escopeta y defenderse”, aseguró el forense.

Sin embargo, esta valoración médica ha sido puesta esta mañana en tela de juicio por el fiscal y por varios de los abogados de los otros acusados. El fiscal sostiene que el juzgado de instrucción rechazó la posibilidad de realizar un informe mental al anciano, por lo que uno de los abogados pidió que este dictamen médico fuera apartado del proceso. Alarcón, que ha reconocido que fue el propio Pau Rigo el que le facilitó el contenido del sumario judicial, defendió que no sabía que no podía realizar este examen psiquiátrico y recordó que es una práctica habitual en el trabajo de los forenses. El médico insistió en que su valoración responde a su experiencia y conocimiento, y que no tiene ningún interés personal en el caso.

Antes de Alarcón, el jurado también ha escuchado la declaración del médico forense Borja Moreno, que fue el responsable de realizar la autopsia al cadáver del joven que murió tras recibir el disparo. El médico, al valorar la herida, no pudo concretar la distancia exacta desde la que se realizó el disparo, aportando un amplio abanico de posibilidades, que iba desde el metro y medio a los diez metros de distancia. El forense lo que sí pudo acreditar es que no fue un disparo a quemarropa, es decir, a muy poca distancia, ya que el cadáver no presentaba quemaduras. Además, en este tipo de distancias tan corta, el disparo de una escopeta de cartuchos, apuntando a la altura del abdomen, suele partir la espina dorsal. En el caso del joven que murió en el asalto a la vivienda de Porreres esta lesión tan grave no se produjo.

La declaración de los expertos del laboratorio de la Guardia Civil tampoco sirvió para determinar la distancia del disparo, ya que en el juicio han aparecido versiones contradictorias entre Pau Rigo y el hermano del fallecido, que también participó en el asalto. La Guardia Civil realizó pruebas de disparos con un arma de parecidas características a las que utilizó el anciano, determinando que la distancia más aproximada del tiro fue de un metro y medio. Sin embargo, no se tuvo en cuenta que la escopeta del anciano de Porreres tenía una pequeña manipulación, muy habitual en este tipo de armas, en los cañones, lo que podría variar la conclusión de los investigadores. Este tipo de manipulación en el cañón lo que produce es una reducción de la anchura del disparo, que es mucho más preciso.

Cabe recordar que Pau Rigo, que se enfrenta a una petición de cuatro años de prisión, sostuvo en su declaración que disparó al ladrón porque sintió que su vida, y la de su mujer, corría peligro, ya que los asaltantes esperaban que hubiera más dinero del que guardaba en la caja fuerte.

Fredy Escobar, el hermano del asaltante que murió en el robo, también ha negado que en algún momento se hubiera mostrado violento con el matrimonio y aseguró que el dueño de la vivienda disparó a la víctima sin realizar ningún aviso precio.

En este juicio, que empezó la pasada semana, también se juzga a los dos presuntos ideólogos del asalto, que también han querido defender su inocencia.