«Cuando estaba en la ambulancia, supe que la turista estaba a salvo»

La mujer, sueca de 36 años, se encontraba flotando en el mar boca arriba completamente inerte. El encargado del chiringuito y opositor a la Guardia Civil aportó un desfibrilador

El policía nacional Juan Cedrún y el guardia civil Aitor García se estrechan las manos.

El policía nacional Juan Cedrún y el guardia civil Aitor García se estrechan las manos. / GUILLEM BOSCH

Lorenzo Marina

Lorenzo Marina

Una actuación providencial en La Calita de Portals Nous se tradujo el pasado miércoles en la reanimación de una turista sueca con síntomas de ahogamiento y en parada cardiorrespiratoria. A la labor del socorrista se sumaron el oficial de la Policía Nacional Juan Cedrún y el agente de la Guardia Civil Aitor García, que pasaban su día libre y las vacaciones en la playa.

En torno a las dos de la tarde del pasado miércoles, el oficial de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional Juan Cedrún interrumpió el plácido día de vacaciones, en compañía de su mujer y de su hija, al observar el comportamiento nervioso y decidido del socorrista para adentrarse en el mar. Una bañista sueca, de 36 años, se encontraba flotando boca arriba en el mar y no presentaba signos vitales aparentes.

«Puede observar desde la lejanía que el socorrista la cogió de la mano derecha y arrastró a esta mujer hacia él desde la lejanía y ella estaba completamente inerte», señala el oficial Juan Cedrún. En ese preciso instante decidió que tenía que actuar para salvarle la vida a la bañista.

«Me fui a la carrera donde se encontraba él. Me identifiqué como policía y pudimos observar que ella se encontraba totalmente inerte, cianótica y con los ojos vidriosos y expulsando mucha espuma por la boca», puntualiza.

En ese momento decidieron que había que llevar a la bañista hacia la arena. El agente de la Guardia Civil Aitor García, que pasaba su día libre en la playa, también se percató de lo que sucedía y decidió sumarse a las tareas de reanimación. La víctima no presentaba constantes vitales; ni pulso ni respiración.

A continuación iniciaron las maniobras de reanimación cardiopulmonar a la bañista sueca. A estas tareas se sumó el encargado del chiringuito y, a la sazón, opositor para acceder a la Guardia Civil. Se presentó con un maletín de botellas de oxígeno y con el desfibrilador.

La víctima comenzó a reaccionar levemente. Respiraba con dificultad y la tez de la piel cambió de coloración al reactivarse la circulación. «Fueron cuatro minutos reales, pero la sensación era de que estuvimos una hora y cuarto con ello», subraya el oficial Juan Cedrún. «Al ver que se recuperaba, la sensación era de que, si tiene familia, puede volver a estar con ellos».

«Un peso muerto»

Por su parte, el agente de la Guardia Civil Aitor García reaccionó al ver que la bañista estaba inerte cuando la sacaban del agua. «La cabeza quedaba inerte, como un peso muerto. Entonces acudí a sujetarla por las piernas y entre los tres la tumbamos en la arena».

«La mujer empezó a echar espuma por la boca y la colocamos en posición lateral de seguridad», indica el agente del instituto armado. Al ver que estaba en parada cardiorrespiratoria, comenzaron a reanimarla.

«Tenía el móvil a mano y llamé al 112 para que nos enviaran asistencia sanitaria urgente. Luego la sequé con la toalla y la despoje de la parte de arriba para conectarle el desfibrilador. Un médico británico se sumó a las tareas de reanimación», explica el agente de la Guardia Civil libre de servicio.

Unos minutos después, la víctima comenzó a recobrar las constantes vitales. «Entonces me dediqué a recobrar información sobre la persona, de dónde era y dónde se hospeda, para pasársela a la Policía Local», afirma.

Las asistencias sanitarias del Ib-salut se encargaron de estabilizar a la víctima de cara a su traslado a Son Espases. «Hasta que no estuvo en la ambulancia , no me di cuenta de que ella estaba a salvo», recalca Aitor García.