Opinión

Se busca un Gündogan para el Mallorca

La autocrítica del jugador del Barça tras perder ante el Real Madrid, echando en falta «más enfado y decepción» en el vestuario, contrasta con el conformismo rojillo contra el Getafe

Muriqi reclama que el balón ha salido en el Mallorca-Getafe del sábado.

Muriqi reclama que el balón ha salido en el Mallorca-Getafe del sábado. / EFE / Cati Cladera

Ricard Cabot

Ricard Cabot

"No vine aquí para perder este tipo de partidos o permitir que se abran estas brechas. Vengo del vestuario y obviamente la gente está decepcionada, pero después de un partido tan importante y un resultado innecesario me gustaría ver más enfado y decepción. Tienen que aflorar más emociones cuando pierdes y cuando sabes que puedes jugar mejor. Cuando no reaccionas, esto luego se traslada al campo». Lamentablemente, no son las reflexiones de un jugador del Mallorca después del triste y soporífero empate ante el Getafe. Son las sinceras palabras de un futbolista molesto después de perder un partido. Se llama Ilkay Gündogan, que ha llegado al Barcelona después de ganarlo todo en el City de Guardiola. Un jugador inconformista, lo que se echa en falta en el equipo de Aguirre, empezando por el propio entrenador.

Comparar las declaraciones de Gündogan

con las de cualquier jugador del Mallorca después del bodrio del Getafe da grima. Mascarell: «Las sensaciones son bastante buenas, nos vamos dolidos porque creo que merecíamos la victoria». Valjent: «Lo hemos intentado de todas las maneras, hemos defendido bien». Jaume Costa: «Estamos en un momento en el que nos sale todo en cuanto a juego, pero nos falta lo más importante que es marcar gol». Y la culminación a tanto despropósito, el técnico Javier Aguirre: «El equipo hace lo que tiene que hacer y está faltando la guinda del pastel. Ya entrará algún día. Tuvimos entre diez y doce tiros, no hay correlación entre lo que produces y generas y lo que consigues».

Nastasic despeja en presencia de Borja Mayoral.

Nastasic despeja en presencia de Borja Mayoral. / Cati Cladera/Efe

El partido del Mallorca contra el once de Bordalás

se redujo a un cuarto de hora más o menos decente en la segunda parte, en la que intimidó la portería de Soria, pero de ahí a rematar «entre diez y doce veces», como dijo el mexicano, va un abismo. Un remate de Jaume Costa desviado (m.54), otro de Abdón que detuvo Soria un minuto después y, esta vez sí, un disparo de Larin que respondió el guardameta del Getafe evitando el gol (m.68) fueron las ocasiones del Mallorca, aunque realmente clara solo esta última. Se entiende que sea difícil defender una actuación tan pobre de tus jugadores, pero intentar colar lo que nadie vio tampoco es la solución.

Falta alguien que dé un golpe sobre la mesa, que exprese públicamente que así no se puede seguir

El escaso o nulo nivel de exigencia en el Mallorca va de arriba a abajo.

Desde la propiedad, que no dice ni pío, hasta el director deportivo Pablo Ortells, más preocupado por no decir una palabra más alta que otra. A Aguirre, basta escucharle después de cada partido, y los jugadores destacando las «buenas sensaciones» antes que las muchas carencias del equipo. Falta alguien que dé un golpe sobre la mesa, que exprese públicamente que así no se puede seguir y que por este camino se va a Segunda. Alguien como Gündogan. Debería ser el capitán Raíllo, a punto de volver tras su lesión; o el veterano Dani Rodríguez; o Jaume Costa, jugadores que deberían rebelarse contra una situación que va de mal en peor. Nueve puntos de 33 posibles, una única victoria -la que menos se mereció- y la sensación de que el técnico todavía no encuentra lo que busca son motivos más que suficientes para que la afición esté preocupada. Queda tiempo para la reacción. Pero ha de llegar ya antes de que sea tarde.

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