El premio se recogió en Mestalla, pero se lo merecía desde hacía tiempo. El Mallorca respira cierta tranquilidad después de su gran victoria del sábado ante el Valencia (1-2), aunque sería injusto decir que es casualidad. Fue inesperada, cierto, pero la realidad es que los de Javier Aguirre están demostrando en estas primeras once jornadas de competición que son capaces de competir contra cualquiera, sea cual sea el escenario.
El de la capital del Túria es de los que tiene más prestigio de la Liga y por eso estos tres puntos saben tan bien, pero los bermellones han dejado claro que, con el sello del preparador mexicano, son capaces de dar la cara siempre. Sin excepción. Y sin complejos porque algunos de los grandes de esta competición como el Real Madrid, Barcelona, Betis, Sevilla y Real Sociedad han sufrido de lo lindo para tumbarles. De hecho, incluso en algunos casos sin que realmente se mostraran superiores durante los noventa minutos.
Otra cosa es que haya detalles por pulir que les han castigado demasiado, pero el análisis que debe ir más allá del resultado arroja la evidencia de que el Mallorca está enchufado a la categoría. Es fiable defensivamente, salvo alguna excepción, ya que concede poco a los rivales, que sufren a la hora de encontrar los espacios para hacer daño. Está cómodo detrás de la pelota, con las líneas muy juntas y sin ahorrar esfuerzos físicos. Esto tampoco se puede poner en tela de juicio. En este sentido la defensa de cinco ha sido un acierto del ‘Vasco’, y más si el guardián transmite tanta seguridad como Rajkovic.
Pero como en el fútbol también hay que atacar, ahí se hallan algunas de las carencias del equipo, que aun así ha sido capaz de disimularlas en varias ocasiones. La realidad es que ofensivamente el Mallorca ha tenido opciones de marcar frente a todos sus rivales, justo el argumento que defiende Aguirre cuando le cuestionan la capacidad de generar peligro de sus pupilos. Y los hechos le dan la razón. Sin ir más lejos, ante el Barcelona perdió por una genialidad de Lewandowski en el único tiro de los catalanes, mientras que Galarreta, Costa y Kang In Lee se quedaron cerca del gol (0-1). Y en el Martínez Valero de Elche también tiró por la borda el triunfo al fallar un penalti Muriqi, que nada más iniciar el duelo erró un mano a mano ante el portero Edgar Badia en un choque en el que firmó tablas (1-1). Lo que sucedió frente al Sevilla también escuece porque los hispalenses vencieron por un golazo de Gudelj al anotar desde fuera del área, mientras que Abdón, por dos veces en el minuto cinco, y Ángel, en el ochenta y cinco, dispusieron de ocasiones muy claras (0-1).
Frente a una Real Sociedad que acumulaba siete triunfos seguidos también actuó sin miedo, aunque cayó por un error en un saque de esquina que posibilitó la diana de Mikel Merino. Ángel estrelló un balón al larguero y el colegiado anuló incomprensiblemente, a instancias del VAR, un gol de Amath que era a todas luces legal. El resultado fue de 1-0, pero fue el propio técnico de los donostiarras, Imanol Alguacil, el que destacó que el Mallorca les había incomodado mucho y no les había dejado jugar como querían. Por eso este triunfo en Mestalla arroja un sentimiento de justicia.
Reacción
Con el gol encajado desde los once metros de Cavani, Aguirre cambió el dibujo, apostó por una defensa de cuatro e introdujo a Baba, Dani y Amath. Esto lo cambio todo. El senegalés forzó el penalti y el gallego, que estuvo inspirado, le dio la asistencia a Kang In Lee, que fijó el 1-2 en el marcador. Toda una alegría para un equipo que necesitaba un subidón de este calibre para alejarse de los puestos de abajo y, sobre todo, creer que el camino de la permanencia en Primera pasa por creer en sí mismo.
