Salidas que humanizan a todo un hospital

La subcomisión de Unidad de Cuidados Intensivos de Manacor organiza salidas al exterior del centro para pacientes de larga estancia

El equipo, durante una de las salidas al exterior.

El equipo, durante una de las salidas al exterior. / S. Sansó

Sebastià Sansó

Sebastià Sansó

Lograr que un enfermo de larga estancia de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital de Manacor pueda abandonar por unos minutos las paredes de su habitación controlada, es una experiencia tan satisfactoria como curativa. Y no solo porque sea una oportunidad de ver la luz del sol, sino porque este contacto con el exterior, con nuevas caras y estímulos, puede mejorar emocionalmente y eso repercutir en la forma de afrontar la enfermedad o una rehabilitación.

La experiencia, que comenzó a implementarse ya en algunos hospitales de Madrid antes de la pandemia, llegó a Manacor en agosto de 2019 a partir de un joven paciente chino que padecía una patología degenerativa que le paralizaba todo el cuerpo y a quien cariñosamente todos llamaban Willy. «Tenía reingresos constantes. Así que miramos si podíamos intentar dar un paseo fuera», dice el equipo de la subcomisión de UCI encargada del proyecto y formada por Elena Barceló, coordinadora de enfermería del área de críticos; Joan Tordera, enfermero de la unidad de cuidados intensivos; Eva Pérez, supervisora de UCI; y Fernanda Villanueva, médica intensivista. Todo un equipo integrado que se completa con 20 enfermeros y enfermeras, 14 auxiliares, 7 médicos, 5 celadores y 7 personas de limpieza.

Los pacientes agradecen la iniciativa, muy positiva para ellos.

Los pacientes agradecen la iniciativa, muy positiva para ellos. / S. Sansó

Entre los requisitos que los enfermos deben cumplir está que permanezcan muy estables, una estancia prolongada, desconectados de aparatos que no se puedan mover con la cama o la silla pero, sobre todo, que quieran salir. Pueden estar toda la semana sin ver más que la luz natural (ahora parece que con la reforma del hospital eso cambiará), y diferenciar entre día y noche es complicado. Sentir el aire, ver otras caras, implicar emocionalmente a los familiares. «Algunos tienen miedo a lo que les pueda pasar fuera de la UCI, que llega a ser un lugar de confort para ellos. Suelen salir entre 20 y 30 minutos. El 90% de los pacientes no solo han dicho que sí, sino que han repetido». Las salidas suelen ser por la tarde o a última hora de la mañana.

Miquel Sureda es uno de los últimos pacientes que ha podido salir fuera siguiendo un circuito prediseñado por los jardines del hospital. Hace dos meses que está en la UCI: «Me hace mucha ilusión. Lo único que me hace sentir un poco incómodo son las miradas de la gente y el hecho de no tener voz (la enfermedad le afecta el habla). Pero este equipo me ha salvado la vida y estos paseos me ayudan a mejorar».

Hay enfermos que pueden llegar a estar 70 días seguidos en la UCI. Aunque son casos extraordinarios. La mayoría de afecciones coronarias o estancias postquirúrgicas suelen estar unos cuantos días. La media suele ser de entre 20 y 40 días. «Les cambia la cara y ahora, incluso, se entretienen con las obras. Asimismo y desde hace unas semanas, cada lunes reciben la visita del cantautor Tom Trovador. “En la integración un elemento clave es que la familia haga un vínculo con ellos y con los profesionales”.

Humanización después de la pandemia

«Después de la pandemia, retomamos el proyecto ya en 2022. Es curioso porque veníamos de un proceso de deshumanización y tuvimos que ir poco a poco. Así como pudimos alargamos horarios de visitas e incluimos las videollamadas en la UCI», explica Eva Pérez. «Salen con la cama o la silla. Mientras no llueva, no miramos el tiempo que hace, las ganas ganan. Incluso pueden salir dos días seguidos o dos pacientes a la vez, no hay una pauta marcada. Depende más de la carga de trabajo que tengamos aquí dentro. El hecho de salir puede que no haga que su evolución cambie de la noche a la mañana, pero sí que ayuda a que procesos como la rehabilitación o ciertas terapias se afronten con muchas más ganas», añade Elena Barceló.

Una paciente, contenta durante el paseo por el exterior del Hospital.

Una paciente, contenta durante el paseo por el exterior del Hospital. / S. Sansó

«Es un proyecto que implica a mucha gente y que ha tenido muy buena acogida, no solo por parte de los que formamos parte de la subcomisión. Te vas a casa con la satisfacción, porque muchas veces llegas a tener una vinculación emocional y especial, que luego los pacientes agradecen. Es un trabajo de humanización, de atención personalizada también a las familias, con espacios que no sean hostiles, creando comunicación y un buen ambiente laboral, también fuera del hospital». El resto del equipo lo conforman las enfermeras Joana Maria Socies y Catalina Bosch, el celador Jordi Muñoz y la auxiliar de enfermería, Aina Matas.

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