Flora de la Serra: la belleza amenazada

La gran cordillera de Mallorca esconde una biodiversidad única en el Mediterráneo que se enfrenta al reto de la sequía y la masificación 

Joan Frau

Joan Frau

«Realmente no somos conscientes de la biodiversidad que tenemos en Mallorca, uno de los patrimonios naturales más interesantes del Mediterráneo, y por ello no lo valoramos suficientemente». Biel Vicens Mir, biólogo y profesor, lamenta el grado de desconocimiento de la gran mayoría de la sociedad sobre el entorno medioambiental en el que vivimos y que el hecho de vivir de espaldas a él es un factor que amenaza su propia supervivencia, porque «para protegerlo, hay que amarlo, y para amarlo, antes hay que conocerlo». Ahora, además de este desconocimiento, la vida natural tiene enemigos mucho más peligrosos: el cambio climático, la masificación o la transformación territorial. 

Junto al químico y también profesor Bartomeu Bonet Oliver, han aportado su particular grano de arena a favor de la divulgación del rico patrimonio mallorquín, en este caso centrado en la gran cordillera mallorquina, en la ‘Guia botànica de la Serra de Tramuntana’, una publicación didáctica y divulgativa que pretende acercar la botánica y la observación naturalista a todas las personas interesadas en el medio natural, y también, por qué no, a las que no se sienten atraídas por la naturaleza. En este caso, captar el interés de la sociedad siempre es positivo para el conservacionismo. «Hoy en día, es absurdo no ver que el patrimonio natural es un activo de primer orden y que cada vez lo será más ante las amenazas que nos vienen encima», apunta Vicens.

La guía es un completísimo trabajo de campo que recoge 160 fichas de las especies más representativas de la flora vascular de la Tramuntana, con una descripción general de cada planta y fotografías realizadas en el entorno de las especies. También incluye una docena de itinerarios de interés botánico por toda la geografía de la cordillera.

Y es que en Balears viven más de 2.000 especies vegetales catalogadas, de las que unas 1.800 podrían considerarse autóctonas. Según los autores, estas cifras indican un valor «muy elevado» de biodiversidad, «más grande que en muchas áreas continentales que nos rodean y en la parte alta de la clasificación si se comparan con otras islas del Mediterráneo occidental». 

Aproximadamente un 10 por ciento son especies endémicas, principalmente concentradas en las zonas montañosas y litorales. En las islas viven especies endémicas de componente ibérico, también presentes en el este peninsular, como la ‘Gatova’ (Genista tricuspidata) o especies endémicas de componente tirrénico (sólo presentes en Balears y otras islas similares como Córcega o Cerdeña), como el ‘Cugot’ o ‘Rapa blava’ (Arum pictum) o la Arenaria balearica. Sin embargo, los endemismos mayoritarios son los baleáricos, sólo presentes en Balears. Un ejemplo es la ‘camamil.la de mar’ (Senecio varicosus). Otras son endémicas de la Serra de Tramuntana y no viven en otras zonas de la isla, entre las que destacan la ‘col borda’ o ‘col balearica’ (Brassica balearica) o la ‘Viola roquera’ (Viola jaubertina). Pero más allá de los endemismos hay muchas otras especies interesantes que son muy habituales en Mallorca y raras en el continente, como la ‘olivella’ o ‘escanya-cabres’ (Cneorum tricoccon). O al revés, plantas abundantes en la península y en declive en la isla porque estaban acostumbradas a climas más húmedos y fríos, como el ‘teix’ (Taxus baccata), el ‘rotaboc’ (Acer opalus) o la ‘pomera borda’ (Sorbus aria), entre otras.

En los últimos años, «hay plantas que lo pasan muy mal como consecuencia de la sequía, que es la parte más grave del cambio climático», explica Vicens. Este fenómeno provocará importantes cambios en la vegetación porque «está originado por la actividad humana y por ello es mucho más rápido y las plantas no pueden adaptarse a estos cambios tan repentinos». El futuro no es agradable porque ello se traducirá en extinciones, proliferación de especies invasoras y enfermedades. La previsión apunta a una reducción paulatina de los bosques, que se transformarán en matorrales porque son más resistentes a las sequías. 

La pérdida progresiva de este patrimonio también conllevará la desaparición de una parte muy importante de la cultura popular que ha dado nombre y utilidad práctica y medicinal a las plantas a lo largo de los siglos. «Estamos perdiendo el patrimonio cultural y lingüístico ligado al medio natural y esto es imperdonable», lamenta el autor.

El turismo y la sobrepoblación de la isla también juegan en contra del patrimonio natural. «En Mallorca estamos abocados a desarrollar procesos de masificación y modelos homogeneizadores que favorecen paisajes dominados por la estandarización, la tematización y la banalización», añade. De hecho, gran parte del litoral está hoy ocupado por urbanizaciones con vegetación no autóctona que «uno puede encontrar en cualquier parte del mundo». 

En la Serra de Tramuntana, a pesar de que es un territorio más protegido con diversas figuras, se produce un cambio de uso del suelo que transforma terrenos que antes tenían un uso agrario y agropecuario en espacios de uso turístico y especulativo. La cordillera no es ajena a los problemas de masificación en forma de aglomeraciones de tráfico e incluso competiciones deportivas que alteran el ambiente y tienen una influencia directa en la flora y fauna de la Serra. 

Toda esta riqueza natural que todavía resiste en una isla masificada como Mallorca precisa de la implementación de políticas de protección más eficaces que las aplicadas hasta la fecha. De hecho, Biel Vicens habla con conocimiento de causa sobre la función de la gestión política en este proceso, desde su condición de exconseller de Medio Ambiente y Movilidad entre 2007 y 2011. A su entender, «las actuaciones de conservación que se han llevado a cabo hasta la fecha no son solamente insuficientes, sino que se necesitan otros enfoques urgentes si realmente queremos evitar una crisis ambiental que inevitablemente acabará siendo social; deberemos afrontar el decrecimiento, las desclasificaciones y recuperaciones ambientales, la conectividad o los planes de ambientalización serios». En este sentido, señala que hasta ahora se han aplicado políticas de protección «de forma muy aislada, fragmentando los espacios». Vicens cree que debería buscarse un consenso general en el que se implique a todos los agentes. «No puede ser que se aprueben determinadas medidas de protección y los que vienen detrás las deroguen», apunta antes de lanzar un dardo al actual Govern del PP, «por no hablar de los que niegan el cambio climático», en referencia a Vox: «Hablan mucho de sostenibilidad pero después las políticas van por otro lado, hay un peligro evidente de dar pasos atrás en las políticas de protección, y esto no es aceptable».

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